Opinión

La bicoca del plutón de Boal

El notable patrimonio geológico del concejo occidental

La bicoca del plutón de Boal

La bicoca del plutón de Boal / Ilustración: Pablo García

Empezaremos por aclarar que se conoce cómo "plutón" una masa extensa de roca ígnea consolidada en el interior de la corteza terrestre. El afloramiento granítico que se encuentra en el concejo de Boal es el más extenso de Asturias (ocupa una extensión de 18 km2) y presenta una morfología semirectangular alargada en dirección norte-sur, encontrándose la capital concejil en la parte central del macizo plutónico. Utilizando el método uranio-plomo se ha podido datar la edad radiométrica de la intrusión: unos 290 millones de años (límite Carbonífero-Pérmico).

Desde el punto de vista petrográfico está compuesto por un granito de dos micas (biotita y moscovita) y con un carácter porfídico (fenocristales visibles de feldespato potásico), afectado por dos sistemas de fracturas (con orientación NE-SO y NO-SE). Este grupo de diaclasas presenta ocasionalmente un cortejo filoniano compuesto por diques de cuarzo y valiosos filones de wolframio-estaño. El emplazamiento magmático efectuado a elevadísima temperatura generó en su entorno una amplia aureola de metamorfismo de contacto. Un singular hecho geomorfológico lo constituye el paisaje de bolos redondeados o berrocales producidos por el modelado de la roca por los agentes geológicos externos, bien ostensible en la sierra de Penouta.

Destacar que esta roca fue utilizada por los ancestrales pobladores castrenses (Coaña, Pendia, La Escrita) para fabricar cazoletas, molinos, morteros, jofainas y otros objetos domésticos. Luce en varias edificaciones de la zona, un interés especial corresponde a las Escuelas Graduadas de Boal, de gran belleza, inmueble construido con sillares de granito local por la Sociedad de Naturales del concejo de Boal en La Habana, con una cierta colaboración estatal, entre 1919 y 1934, un edificio señero de la arquitectura escolar asturiana.

Este ámbito geológico es rico en yacimientos de wolframio, única jurisdicción donde se beneficiaron, concentrándose la actividad minera tanto al norte de la villa de Boal (sierra de Penouta o Lebredo), con los filones más importantes, como al sur (Prelo y Merou). Este elemento químico está representado por dos wolframatos, uno cálcico (scheelita) –la mena más importante y con los cristales más significativos en esta especie mineralógica de España– y otro de hierro-manganeso y magnesio (wolframita). Junto a los dos anteriores se encuentra un óxido de estaño (casiterita), pero en pequeñas concentraciones.

Las aguas de la fuente de la Salud, en Prelo, ya fueron explotadas en época romana, y mediado el siglo XIX se habilitó una sencilla casa de baños por su valor terapéutico

Dado el elevado punto de fusión del tungsteno (como también se denomina el wolframio), sus aleaciones consiguieron aceros de alta resistencia muy adecuados en la industria militar. Durante la Segunda Guerra Mundial se puso en boga su utilización, corriente que afectó de pleno al término municipal, registrándose la primera denuncia minera en 1943 e incrementándose el frenético dinamismo de su laboreo en la década de los años 50. Éste se desarrolló con preferencia de forma intermitente, entre 1951 y 1983, siendo las empresas operantes "Minas de Penouta, S. A.", luego "Wolfastur, S. A." y por último "Río Tinto Minera".

Sobre las rocas adyacentes a la intrusión plutónica se produjo una acción metamórfica por transferencia de calor a partir del magma fundido, originando la citada aureola de contacto. Cuando la litología encajante es de naturaleza pizarrosa –como ocurre en el caso que nos ocupa– suele cristalizar un silicato de aluminio (quiastolita), muy afamado por la morfología cruciforme que presenta producida por unas inclusiones carbonosas negras de grafito (piedra cruz, piedra de San Andrés, San Antonio y otros santos), de considerable valor ornamental en joyería. Adquirió importancia por sus cualidades taumatúrgicas –junto con el azabache– entre los peregrinos del Camino de Santiago, siendo habitual su exhibición en museos y colecciones europeas. Aunque se han citado hasta 35 afloramientos de este mineral, los mejores ejemplares boaleses se concentran en El Gumio y en Doiras, constituyendo este dominio geográfico la mayor reserva de quiastolitas de Europa.

Lo hasta aquí expuesto no sintetiza la totalidad del patrimonio geológico que posee Boal, el término municipal cuenta también con recursos auríferos (Vega de Ouría, Brañalibrel o Doiras) ya explotados en época romana.

Asimismo, cabe subrayar la existencia en Prelo –a unos 3 km al sureste de la capital– de la fuente nombrada de la Salud, igualmente relacionada con la intrusión ígnea. Se trata de un hontanar, con escaso caudal, de tipo sulfurado-cálcico oligometálico, que contiene varios gases, entre ellos el ácido sulfhídrico que proporciona un olor hediondo característico. Según la tradición, estas aguas ya fueron explotadas en época romana y mediado el siglo XIX se habilitó una sencilla casa de baños frecuentada por las gentes del lugar buscando beneficiarse del valor terapéutico de su agua. El establecimiento balneario fue regido por 34 directores, con una concurrencia máxima de clientes en los años 1860 y 1862, para decrecer progresivamente hasta la clausura del recinto hídrico, acaecida en 1958.

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