Opinión

Asturias, entre Avril y mayo

Las sucesivas promesas incumplidas respecto a la variante de Pajares

Prometieron (o juraron) por sus cargos que la variante ferroviaria de Pajares estaría lista en 2010, en 2011, en 2012, en 2013… y así sucesivamente, hasta que, de puro agotamiento, atinaron: noviembre de 2023. Sería mucha la complejidad técnica de la obra, no puede dudarse, pero con toda seguridad, al cambio, fue infinitamente menor que la que encontraron quienes construyeron la rampa de Pajares, con la tecnología del siglo XIX… que tardaron casi lo mismo.

Ya con la Variante abierta, volvieron a jurar (o prometer) que los trenes ultrarrápidos, los anhelados Avril, estarían operativos en el verano de 2022, después que finales, más tarde que en febrero de 2023, para aplazarlo otra vez a noviembre, y finalmente anunciaron con la solemnidad propia de los políticos en clave electoral que llegarían en el primer trimestre de 2024. Pero, ¿quién dijo "esta vez, sí"? Pues no, otra vez no. Porque ahora anuncian los Avril para mayo, que suena a rechifla. Ah, sí, conviene aclarar, mayo de este año.

El presidente de Asturias, Adrián Barbón, mientras tanto, reacciona al enésimo fiasco ferroviario exigiendo "compensaciones" para que el Gobierno del Estado recupere la "credibilidad" en este pequeño y depauperado país del Norte. Mire usted, señor presidente, por muchas compensaciones que haya, en lo tocante a trenes el Gobierno de España nunca recuperará la credibilidad en Asturias, jamás. Se lo ha ganado a pulso. Porque después de tantas engañifas, los asturianos, como Santo Tomás, hasta que no vean, no creerán. Y cuando vean, mirarán, remirarán y volverán a mirar. Por si acaso. Como para fiarse.

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