Opinión

En la sala de espera del médico

Humoradas para entretenerse en el centro de salud

Da mucho de sí el tiempo que pasas en la sala de espera del médico de familia. Cada paciente que aguarda la llamada del facultativo se antoja un tratado de sociología, penurias físicas y achaques. Dos octogenarios conversan. Uno le dice al otro que siente como si ya tuviera un pie en el otro barrio. Si todos los que estamos allí anduviéramos en idéntico pesimismo existencial podríamos convenir en que no habría mayor nicho de empleo que el de sepulturero.

Aguardo, para distraerme, jugando con las palabras: miocardio, tuocardio, suocardio… Discurro si sería capaz de entrar en la consulta soltando al facultativo una humorada de clásicos, para romper el hielo: «Doctor, soy Edipo y tengo complejo de Freud. Todo mi dinero está a recaudo en la caja de ahorros de Pandora y mi talón de Aquiles no tiene fondos. Soy aficionado a las carreras de caballos de Troya y como muy sano: menú griego, a base de un Platón de ensalada y queso feta».

En esas cavilaciones andaba cuando aparece una mujer de mediana edad que dice tener alto el colesterol. «No lo entiendo, si no pruebo la carne ni las grasas saturadas», asegura con desdén a su vecina de asiento. No para de hablar y gesticular: hoy, la vegana es la alegría de la huerta. Reflexiono entonces acerca de distintas especialidades médicas: no hay traumatólogo que no pase fractura; ni cirujano que tarde en cogerle el punto. Al podólogo no hay que entrar con mal pie. Pero caigo en la cuenta que a mi cardiólogo lo tengo en gran estima, lo digo de corazón.

Hay quien acude al médico a curarse de espanto. Llega un señor trajeado y con sombrero que extiende un periódico de papel salmón. Reposa la mirada nerviosa en la tabla del Ibex: se le ha desatado el pánico en las bolsas de los ojos.

Con unos minutos de demora sobre el horario previsto, la doctora pronuncia mi nombre. Me van a comunicar el resultado de la última analítica. Me despacha rápido, no era para tanto. Convengamos en que los avances en medicina tienen ahora gran resonancia magnética en rebajar los niveles de nuestra hipocondría.

Suscríbete para seguir leyendo