Opinión

No es un día cualquiera

Más allá de creencias, religiones, iglesias, constructos morales o dogmáticos, montajes de poder, parafernalias y demás, nacidos a su vera en círculos concéntricos, igual que hacen las ondas de una piedra en el agua, la verdad es que la historia de este día, supuestamente hace casi 2.000 años, con su epicentro en el cerro Gólgota (o de la Calavera) y la crucifixión en su escena central, es tan tremenda, tan a contracorriente de todo lo esperable y está contada de modo tan magistral en su secuencia, elipsis, personajes, economía de detalles y verismo, que por sí misma casi explica, si se quiere junto a la del Sermón de la Montaña, ambas con el mismo protagonista, el prodigio de que de ese vector de fuerza haya brotado toda una civilización que, con muy irregulares resultados, se acabó imponiendo al mundo, haciendo del impacto de la piedra en el agua, en todo caso, un hecho memorable.

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