Opinión

Las fotos de la boa

Podemos leer lo que pasa por esa apariencia superficial a la que llamamos "los hechos", o bajar al curso simbólico en que cobran sentido. Por ejemplo de la boda del mes, en Madrid, podemos quedarnos con las fotos o descender a su registro de parodia, a escala de rango reducido, de aquella boda del año en El Escorial en que papá Aznar consumó la manía de grandeza que ocultaba su delgado cuerpo. Yendo aún más abajo podríamos ver en la presencia de la parte más castiza de la familia real, con su jefe de fila llegado de Dubái en avión privado al frente (sin haber dado todavía explicaciones), un aviso de retorno cuando la derecha-derecha recobre de una vez lo que era suyo, o sea, España. Pero, a la vez, en cierto tono sepia de la foto se podría adivinar la amenaza de que el paso del tiempo, con ese cansancio que deja sobre todas las cosas, haga que el augurio llegue tarde a la cita.

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