Opinión

¿Cuerdos, tontos y felices?

No hay frontera más lábil e inestable que la que separa salud y enfermedad, y la de la salud mental es mucho más lábil todavía. Un asunto poco grato para los altos pensadores, muchos de ellos con un pie a cada lado de esa frontera. Lo hizo con más arrojo y clarividencia que nadie, con especial acento en la psiquiatría, Michel Foucault, uno de los sabios que nos ha dejado el siglo XX, al que hoy se lee poco. Me viene todo esto a la cabeza al leer la lúcida frase de la psiquiatra Mercedes Navio al alertar del peligro de que cuando todo es salud mental nada lo acaba siendo. En realidad, aplicando un criterio estricto de salud mental, casi toda nuestra cultura, arte y pensamiento sería el fruto de la enfermedad, pues un porcentaje altísimo de pensadores, poetas y artistas han llegado a alcanzar la iluminación a través de las grietas de su propia cordura, o poniéndola a prueba.

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