Opinión | Lo que hay que oír

No metan las que van fuera

Un consejo de Josep Pla, una cita de Oscar Wilde y tres maneras de explicar las cosas más difíciles de lo que son

Un reciente viaje en tren a Madrid desde mi sucursal provinciana enriqueció no poco mi lenguaje y mi pensamiento. Dado que íbamos avanzando de parón en parón, de arranque brusco en violenta frenada, la voz de una azafata megafónica se dispuso a aclararnos el porqué de tanto chucuchú vaivenero: "Nos hallamos detenidos por culpa de la circulación ferroviaria", recitó. Acabáramos. Un suspiro de alivio se oyó en los vagones tras palabras tan esclarecedoras. O sea que nos hallábamos detenidos en nuestra circulación ferroviaria por culpa de la circulación ferroviaria. Casi todos los pasajeros pensábamos que no era la circulación ferroviaria la causa de la parada de nuestra circulación ferroviaria, qué va. Pensábamos que había subido al convoy una banda de motoserreros dispuesta a eviscerarnos, no te joriba (verbo con que chuleaban los castizos).

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Ahora que Xavier Pla nos deja en librerías "Un corazón furtivo", la monumental biografía del colosal ampurdanés Josep Pla, cómo me gusta recordar sonriente ante cualquier edadista adanista milenial −de quienes pertenecen a la generación Z ya ni digo ná− el consejo que hace tantos años nos dejó el maestro de Palafrugell: "Le recomiendo no perder mucho tiempo en el trabajo ridículo de abrir puertas que ya están abiertas".

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Ya hemos incorporado otro nuevo palabro al uso común sin que maldita falta que hiciese. Somos los mejores en rascar donde no pica, sí señor. En este caso, el préstamo bobalicón se toma del lenguaje administrativo o jurídico o eso, y se trae para dárselas de culto y erudito el hablante. Me estoy refiriendo a la palabra "penalidades", usada en lugar de las que ya teníamos en español para significar lo que quiere significar. Ejemplos. El 17 de abril de 2024, leo que, a propósito de las demoras en la entrega de una obra pública, cierto concejal anuncia "penalidades de 615,95 euros" al día a la empresa adjudicataria. En la radio escucho que se "impondrá penalidades a la empresa encargada del carril bus". Y un titular clama: "Gijón estudia endurecer las penalidades por retraso en las obras y revertirlo en los comercios afectados" (por cierto, ¿cuál es el antecedente de ese "−lo" enclítico?). Palabras como multa, sanción, penalización... incluso gravamen o gabela (para ponernos elegantes en el decir o escribir los domingos y fiestas de guardar) resultan inválidas para el neolenguaje este de las narices y de la vacuidad. En el español coloquial, en el español para que nos entienda el ciudadano en las declaraciones y en las ruedas de prensa (aparte el administrativo y el jurídico), el vocablo "penalidad" designa al trabajo aflictivo, a la molestia, a la incomodidad. El DLE de la Academia registra como sinónimos padecimiento, angustia, calamidad, desgracia, contratiempo. De modo que el munícipe impondrá, no multa diaria de 615,95 euros, sino trabajos aflictivos, molestias, incomodidades, padecimientos, angustias, calamidades, desgracias, contratiempos... penalidades de 615,95 euros. Dicen las cosas más difíciles de lo que son.

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Hace ya unas semanas que el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, visitó el HUCA. En las palabras de rigor, alabando y aplaudiendo los logros médicos y materiales y sanitarios en general del Centro, dijo algo muy simpático. Se congratuló de que se haya conseguido "aumentar la cartera de enfermedades detectables". ¿Qué pinta ahí ese "cartera"? ¿Se detectan enfermedades en el hospital asturiano y luego se meten en una cartera? Ya, ya sé lo que quiso decir, pero que lo diga tal cual, caramba, sin florituras vacuas. Como pedía a sus porteros el gran Alfredo Di Stéfano: "No les pido que atajen las que van dentro; pero por lo menos no metan las que van fuera".

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Siempre vale el escritor dublinés y desdichado Oscar Wilde para atribuirle una cita que respalde nuestras ideas, sea o no de su autoría. La que sigue, amén de risueña, parece que es fetén: "Si eres bueno no tienes por qué ser feliz, pero si eres feliz tiendes a ser bueno".

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