Si la línea de alta tensión entre Soto de Ribera y Penagos es fundamental para el futuro de Asturias, como afirman los dirigentes regionales, la primera exigencia a la empresa y las administraciones implicadas debería ser el estricto cumplimiento de la ley. Porque los atajos, en un Estado de derecho, nunca son el camino más corto. Pasó con el tramo Unquera-Llanes de la Autovía del Cantábrico, que, entre atajos y parcheos, acumula ya 13 años de retraso. Y pasa con Soto-Penagos, que comenzó a tramitarse en 1989 (a la par que la Autovía) y sigue en veremos. Cuando llegan sentencias como la de la línea eléctrica de Soto a Penagos empiezan también a buscarse culpables. Y suele mirarse a quien recurre. Mal hecho: el único culpable es, en estos casos, el que ha incumplido la ley. Recurrir es un derecho democrático.