San Juan de Beleño (Ponga), Bárbara MORÁN

El proyecto impulsado por el Ayuntamiento de Ponga para repoblar el concejo no ha alcanzado las expectativas que en un primer momento había puesto en la iniciativa el alcalde de Ponga, el asturianista Cándido Vega. A pesar de que ésta iba acompañada de un reclamo económico, no se ha logrado, por el momento, que ninguna de las familias solicitantes y seleccionadas por el equipo de gobierno local, que integran PP y URAS-PAS, se instalen en alguno de los pueblos del concejo. La crisis inmobiliaria, según el regidor, tiene buena parte de culpa.

«No hemos logrado cumplir nuestros objetivos, pero sí que Ponga se conozca incluso en toda España. Estoy seguro de que en un plazo de dos años alguna de las familias se trasladará aquí», aseguró ayer Vega. Aunque los objetivos no se han cumplido, el regidor pongueto mantiene su optimismo y confía en que dos familias, una de Málaga y otra de Madrid, ambas pendientes de vender sus propiedades para trasladarse a Ponga, puedan desmitificar el efecto de la crisis inmobiliaria que respira el país. «Ahora, vender tus propiedades es más difícil por la crisis económica. Las hipotecas están por las nubes y cada vez menos gente puede animarse o permitirse comprar una vivienda, pero espero que pronto logren vender y venir a nuestro concejo, tal como se había planeado», aseguró Vega.

Hasta el momento, Ponga sólo ha logrado hacerse con dos nuevos vecinos. Y ninguno de ellos había solicitado ser incluido en la lista municipal de candidatos a nuevos ponguetos. Se trata de una pareja procedente de Valencia, Carlos Puerta y su novia, Hanna Hartikka, finlandesa. Cansados del estrés que acompaña a la vida en un apartamento en pleno centro de la ciudad del Turia, han decidido instalarse en Sobrefoz. Conocieron Ponga a través de los medios de comunicación, ya que la repercusión mediática que ha tenido esta iniciativa municipal ha sido importante incluso en el extranjero.

De las 800 personas de toda España y países como Argentina y Rumanía que acudieron a la llamada, el Consistorio eligió a 30 posibles nuevos ponguetos. De aquella lista de candidatos elegidos, ninguno, por el momento, se ha decidido dar el «sí, quiero» definitivo para instalarse en Ponga. Muchos se echaron atrás cuando comprobaron que se trata de una zona rural y apartada, sin posibilidades para lograr trabajo, y otros, por no disponer de cantidad suficiente de capital para montar su propio negocio, como exigía el Ayuntamiento. «De los seleccionados no obtuvimos respuesta aún, sólo de tres familias, dos pendientes de vender sus propiedades, y otra, de jubilados de Barcelona, que finalmente no pueden venir porque ha surgido un problema de salud. A pesar de todo, estamos satisfechos porque lo intentamos. Y no tiro la toalla: estoy seguro de que en dos años este concejo tendrá al menos quince nuevas familias», subrayó el edil. Vega está satisfecho porque ahora el concejo se conoce en media España, así que el turismo, según sus cálculos, puede aumentar. Y si su augurio se cumple, en dos años el concejo podría recuperar la actividad y la vida que perdió como consecuencia del éxodo rural del último siglo.