Arriondas,

R. AJA / B. MORÁN

La integración del Hospital de Arriondas sin fundaciones intermedias en el Sespa tiene precedentes; el último, en Cantabria. El 17 de diciembre pasado, el Gobierno cántabro decretaba la integración en el Servicio Regional de Salud del Hospital de Campoo -un centro situado en Reinosa gestionado por la Fundación pública Marqués de Valdecilla- y de sus setenta y dos trabajadores.

Los empleados quedaron en la misma situación laboral que antes de la integración, como laborales fijos no estatutarios, tal como han propuesto PP e IU para la plantilla del Hospital de Arriondas.

Los trabajadores cántabros, ahora integrados en el nuevo Hospital Tres Mares, no tienen los mismos derechos que los estatutarios en materia de movilidad y carrera profesional, aunque una reciente sentencia judicial cambiará en breve esta situación. Además, el Gobierno de Cantabria, quizá forzado por la sentencia, ha anunciado que convertirá por decreto en estatutarios a los trabajadores del antiguo Hospital de Campoo para que tengan los mismos derechos que los demás empleados del Servicio de Salud.

La única diferencia entre el proceso realizado en Cantabria y el del Hospital de Arriondas es que en la comunidad vecina la integración se realizó por decreto del Gobierno autonómico, mientras que en Asturias ha sido a través de una ley, impulsada por un partido integrado en el Gobierno y otro que permanece en la oposición. El decreto cántabro, que no ha recibido ninguna impugnación, llegó con siete años de retraso, dado que la integración se había prometido ya en 2002, recordó, ayer, Alberto Martínez, delegado sindical de UGT en el antiguo comité de empresa del Hospital de Campoo. El camino, al igual que en Arriondas, no fue fácil, e incluyó incontables movilizaciones por parte de la plantilla.