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Un paso más cerca de recuperar Moru

La asociación «Iglesia de Moru», candidata al premio «Pueblo ejemplar» de Asturias, afronta la cuarta fase de restauración del templo románico

Nocéu (Ribadesella),

Patricia MARTÍNEZ

Dentro de un mes, la iglesia de San Salvador de Moru (Ribadesella) estará un paso más cerca de la recuperación. La mitad que queda por rehabilitar de las pinturas que representan la Última Cena -ahora tapada por cal y musgo- dejará al descubierto la escena completa para goce de todos los visitantes.

La asociación «Iglesia de Moru», que es candidata al premio Pueblo Ejemplar (a Fundación Príncipe de Asturias lo falla el vienres) ha logrado reunir el dinero necesario para afrontar esta cuarta fase de restauración del templo. La tarea ha sido encomendada a Natalia Díaz-Ordóñez, que ya se encargó de las anteriores campañas y cuenta ahora con la ayuda de cuatro diplomadas en Conservación y Restauración de Bienes Culturales, becadas por la asociación «Amigos de Ribadesella».

Por delante tienen un mes de trabajo duro y delicado al mismo tiempo: devolver la vida a las pinturas del muro norte. «Es un tratamiento completo de limpieza -eliminación de pátinas biológicas y costras salinas- y consolidación de paramento», describe Díaz-Ordóñez. En los muros de la iglesia de Moru faltan algunas partes de mortero, la mezcla de cal y arena que hicieron quienes los prepararon para pintar en el siglo XVI.

Entre las tareas de estas cinco restauradoras también estará la de reponer estos trozos con un mortero hecho igualmente de cal, arena y «un aditivo específico que favorece la mejor conservación y no afecta al original», apunta Díaz-Ordóñez. La fórmula original plantea un «problema muy grande» para las pinturas de Moru, ya que «para el mortero sobre el que están hechas se usó arena de playa», contaminada por sales. Al estar a la intemperie, las pinturas «sufren ciclos de humedad y sequedad constantes» que las deteriora.

Las intervenciones que precisa la iglesia para conservarse y frenar el detrimento son muy costosas. La asociación «Iglesia de Moru» cuenta con las donaciones de la gente, con lo conseguido en sus actividades y con una colaboración del Ayuntamiento de Ribadesella. El Principado no convoca subvenciones para restauración del patrimonio, aunque en Moru no pierden la esperanza de que les ayuden.

Las pinturas tienen muchas zonas cubiertas de cal y de vegetación, especialmente musgo, aunque también hay partes en las que se ha formado un «cristal de carbonato cálcico» o «velo salino» que les resta intensidad y calidad. Las profesionales deben eliminarlo «de modo muy cuidadoso para no retirar la cal que forma el pigmento», apunta la restauradora.

Sobre el proceso de creación original, explica que, una vez preparado el mortero, «iban arrojándolo contra la pared y alisando después. Con cuerda o punzón hacían un dibujo previo y sobre esto dibujaban con pigmentos de hierro y agua de cal». En el caso de Moru, «a posterior retocaron a seco alguna cosa, es un fresco mixto» y elaborado con «tierras de la zona, que dan color y aguantan la cal», añade Díaz-Ordóñez. Las escenas son «monocromo, con rojos, negros -azulado, porque es orgánico- y blancos», que ya lo da la cal. Las restauradoras también abordarán una «reintegración cromática, donde falta color se da tinta plana a bajo nivel para reconstruir la escena y que sea legible», apunta la profesional.

Tras el musgo y la cal se intuye, con dificultad, a los seis apóstoles que faltan en la mitad ya restaurada y a Cristo. A tan apasionante reto se enfrentarán, bajo la guía de Díaz-Ordóñez, cuatro diplomadas en la Escuela de Arte de Avilés.

Olga Pariente es, además de restauradora, licenciada en Bellas Artes y ve en Moru una oportunidad «de ampliar mi formación y conocimientos», pues mientras estudiaba realizó ejercicios prácticos pero no en una obra real. Para Montse Castells, que hasta el momento había trabajado con obras hechas por los propios alumnos, servirá para coger «un poco de experiencia en un caso real». Ninguna de ellas dos, al igual que Arancha Sierra, conocía la iglesia de Moru. Esta diplomada con máster en Conservación y Restauración cree que está ante «una oportunidad de poner en escena todo lo aprendido en la carrera». Por último, Laura Aylagas destaca que «campañas como esta vienen bien para coger experiencia. Visto el panorama, nos toca tirar de prácticas», añade.

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