Los vecinos de Lastres quieren que los gestores de la antena instalada en el campo de San Roque «justifiquen si es o no nociva para la salud». Así lo expresa Víctor Fernández Hazas, quien hace cinco años participó en la recogida de unas 500 firmas, la mayor parte del pueblo, que pedían que se retirase la instalación. Los lastrinos creen que sí «afecta a la salud. Y si no, que nos lo demuestren», añade Fernández Hazas. El contrato con el propietario de los terrenos, la cofradía de pescadores de Santa María de Sábada, caduca en 2018 y en la villa marinera continúan con su reivindicación.

«Pedimos información contrastada y exhaustiva, realizada por personas cualificadas», señala el lastrín antes de reclamar «que nos lo expliquen, tenemos derecho a esa información». También quieren conocer «el por qué del cambio de uso de la antena», explica Fernández Hazas. La cofradía lastrina firmó el 12 de noviembre de 1968 un contrato por 50 años con el Ministerio de Información y Turismo para ceder gratuitamente los terrenos con el fin de instalar «una torre autoestable para la estación de enlace de televisión de Sollube y Gamoniteiro», según consta en el documento. El primer punto está en el País Vasco y el segundo en el concejo de Quirós, por lo que la de Lastres actuaba de enlace entre ambas. Sin embargo, la antena también sirve en la actualidad para que varios operadores privados de telefonía móvil e internet emitan la señal desde ella.

La cofradía trató de negociar en el año 2000 con «Retevisión» -la empresa de capital público y privado a la que pasó la concesión- al entender que el uso actual de la antena no se ajustaba a los términos del contrato y que el usufructuario estaba haciendo negocio en un terreno de su propiedad. Incluso llevaron el asunto a juicio, pero el magistrado entendió que la función era la misma, aunque desestimó la demanda de «Retevisión» para hacerse con la propiedad de la finca.

Fernández Hazas subraya que la antena sólo da al pueblo «perjuicios, ni un puesto de trabajo ni una tasa que revierta» en su beneficio, aunque sí lo genera a «los grandes monopolios» de telecomunicaciones y destaca, también en contra de la instalación, que «está en el corazón de un área recreativa, donde no pinta nada».

En la cofradía lastrina aseguran que la decisión de negociar o no una prórroga del contrato la tendrá que tomar la junta directiva elegida en ese momento -noviembre de 2018- aunque su secretario, Pedro Santos Llera, explica que la idea general es que «gratis, no. Si tiene que quedar la torre va a ser pagando», añade. Sobre este punto, Fernández Hazas se pregunta a qué se le dará prioridad, si «a tener ingresos o a la salud de los ciudadanos».