La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El sabor de los establecimientos comerciales de Ribadesella (5)

Casa Manolito, Ultramarinos Finos, el negocio abierto en la villa por el puertorriqueño Manuel Ferreiro

Manuel Ferreiro en 1904., reproducción de ramón capín

Son muchos los riosellanos que aún recuerdan el delicioso aroma que desprendía el café tostándose en la acera frente a la tienda de Manolito Ferreiro.

Manuel Ferreiro González era un hombre delgado y de talla mediana que había nacido en Puerto Rico. Había tenido negocio en México, y conocía bien la elaboración del café. Vino a Ribadesella en compañía de Ramón Fernández Ruisánchez, en cuya tienda trabajó hasta que, a principios del siglo XX, abre su propio negocio con el nombre de "Casa de Manolito, Ultramarinos Finos".

En Ribadesella conoce a María Fernández Cerra, de Toraño, quien por entonces trabaja con su hermana Elvira en una popular casa de comidas y huéspedes en la calle Comercio, llamada Fonda la Asturiana. Del matrimonio nacen cuatro hijos: Carmina (fallecida de niña), Manolo, Maruja y Juan.

En un principio Casa Manolito estaba ubicada en una esquina de la Plaza María Cristina, después se trasladó a lo que posteriormente se conocería como el Café Manín (hoy desaparecido). Finalmente, la tienda se ubicaría en un bajo de la playa. Tenía dos dependientes: Faustino y Paulino, y un contable: Jesús.

Una de las especialidades del negocio era el café, por cuyo tueste sobre la acera se hizo muy popular al desprenderse los agradables efluvios por toda la villa. Había varios tipos de café, pero no podía faltar el denominado "caracolillo", un grano de café pequeño y redondo, de sabor más fuerte, e ideal para mezclar con café suave.

Principalmente tenía dos tipos de clientes: los de la zona rural y los veraneantes de la playa. Los primeros solían consumir tasajo entre otros productos, y los segundos eran más proclives a comprar productos de gran calidad. Entre éstos se despachaba "jamón del diablo", importado de Inglaterra, "queso en rueda de Parma", importado de Italia, "champán de la viuda Clicquot", importado de Francia, Bovril: extracto de carne para salsas aún existente en la actualidad, etc.

Era frecuente que los propietarios de los chalets de la playa organizasen una cacería en los Picos de Europa al final del verano, tras la cual se organizaba una fiesta abastecida con productos de la tienda.

Manolito repartía mantequilla y otras mercancías por las casas de la playa con un triciclo, vehículo del que por entonces sólo había otro en Asturias, en Casa Rato en Gijón.

Con la calidad de sus productos, su acento puertorriqueño y su innata amabilidad, se ganó una clientela fija entre los pueblos del concejo y los veraneantes, que sólo fallaría cuando la sociedad española comenzó a agitarse en el año 1934, año en que se cierra la tienda.

Se podría decir que Manolito fue un pionero en la publicidad de la época. En el escaparate de la tienda expuso durante un tiempo una vaca que movía la cabeza y la cola anunciando leche, lo cual llamaba mucho la atención de los viandantes. También colocó un proyector que lanzaba anuncios luminosos sobre la calle, solía poner anuncios de la tienda sobre las piedras junto a las carreteras de acceso a la villa y, asimismo, se anunciaba en revistas de entonces como "El Norte", del poeta Alfonso Camín.

En sus momentos de ocio, este singular personaje descansaba pescando en compañía de su amigo y competidor Manolo el de Eugenio, así como jugando al billar en La Cultural en compañía de Pepe el de los Blancos y Gonzalo Llano.

Agradecemos la inestimable colaboración de Juan Ferreiro, hijo de Manolito, en el desarrollo de este artículo.

Compartir el artículo

stats