La avellana pasa a la acción en Piloña. El festival estrenó ayer el sistema de comunicación entre productores y consumidores que el grupo de trabajo "Gabitu" ha puesto en marcha para tratar de solucionar uno de los grandes problemas del sector: la comercialización. Unos sesenta cosecheros pusieron ayer en venta 4.000 kilos de producto en una jornada muy soleada en la que Infiesto se volvió a colapsar por la gran afluencia al certamen. La mercancía se agotó, pero quien quiera más, ahora lo tiene fácil.

Las tradicionales bolsas de papel que contienen las avellanas (un kilo, cinco euros) se llevaron ayer algo más que el fruto: una nota informativa en la que figura el correo electrónico que pondrá en contacto a consumidores y productores. En esta dirección podrán pedirse las avellanas de los pueblos de Piloña "y así contribuir a que este preciado fruto siga en nuestras mesas", explica la nota.

En la del matrimonio formado por Placeres Lobeto y Alberto Luarca no falta, pues a sus 83 y 80 años, respectivamente, este año han recogido la friolera de 150 kilos de avellana, un esfuerzo que tuvo premio. La presentaron en dos lotes diferentes que se llevaron el primer y el segundo premio en la categoría de calidad. Se puede decir que la suya, cosechada en El Pedrosu, es la mejor avellana de Piloña.

Y sus plantaciones están entre las mejor cuidadas, ya que el octogenario también se llevó el tercer premio en la categoría de mantenimiento. Paquita Luarca es su hija y comparte la opinión de muchos otros cosecheros de que la recogida fue menos abundante pero de mejor calidad, mayor que la del año pasado en su caso, aunque entonces se llevaron el segundo premio en esta misma categoría.

No obstante, los avellanos de Piloña no atraviesan su mejor momento, pues el grupo de trabajo "Gabitu" trasladó a la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos "las dificultades de sanidad vegetal" que tienen las plantaciones, como describió su titular, María Jesús Álvarez, quien señaló que han puesto a los técnicos del Serida a disposición de los cosecheros para solucionarlo.

Por otra parte, el abogado piloñés Juan Carlos Fernández-Cernuda fue el encargado de dar el pregón y no quiso marcharse de Infiesto sin proponer "unas jornadas gastronómicas en torno a la avellana y sus cualidades" como una iniciativa que podría fomentar esta industria.