Una docena de productores puso ayer a la venta en el polideportivo municipal de Arriondas unos 1.245 kilos de castaña en el XXIV Certamen de la castaña y productos de la huerta de la capital parraguesa. Esta cifra supone una producción inferior a la de ediciones anteriores, que los vendedores achacan a las peculiaridades climáticas de los últimos meses, en los que el calor y la sequía han provocado el retraso en la maduración del fruto y han hecho, asimismo, que este sea más pequeño y menos abundante.

Esa explicación es, al menos, la que ofrece Charo Peón, cuyo puesto, compartido con su madre, Hortensia González, y con sus hijas, Mara y Miriam Martínez, obtuvo ayer el primer premio del concurso de expositores. "Este año hay menos castaña para recoger porque mucha está todavía en el árbol", comenta la mujer, que durante los últimos días cosechó la friolera de 700 kilos (más que lo recogido por los diez vendedores restantes juntos), que ayer ofertó a un precio de tres euros el kilo, con la excepción de las castañas de variedad valduna, que vendió a cuatro euros.

El jurado no solo valoró la abundante recogida de esta mujer, que años atrás presentó incluso una cantidad superior en el certamen, sino que también reconoció el esfuerzo realizado para reunir nada más y nada menos que 65 variedades diferentes del fruto seco, recogidas entre la localidad parraguesa de Huexes y el pueblo sierense de Marcenado. "Cada año nos ponemos como reto traer más tipos distintos", apunta Peón, que se sirve de un libro especializado para distinguir los diferentes tipos por criterios como el aspecto, el sabor y el tipo de árbol.

También muy meritoria fue la cosecha de María Belén San Martín, del pueblo parragués de La Roza, que para esta edición logró recoger unos 150 kilos de castañas de 46 variedades diferentes en tan solo dos días. "Es una tradición que está bien conservar y que creo que merece la pena", comentó la mujer, que dice contar con una clientela habitual de particulares que le permite dar salida cada año a la cosecha. "Desafortunadamente no existen industrias que compren y se trata de un negocio a pequeña escala", explica la productora, que también ofreció sidra dulce recién mallada con un pequeño lagar en el mismo recinto ferial.

Buena aceptación tuvieron igualmente los numerosos y variopintos productos de la huerta, comercializados por una treintena de puestos, entre los que destacó el de Dolores Álvarez, vecina del pueblo maliayo de Candanal, que acudió a la cita de Arriondas con muchas verduras, cebollas y, sobre todo, calabazas, pues su variada y vistosa colección decidió al jurado a darle el primer premio. "La huerta lleva mucho tiempo y trabajo, pero me encanta", admitía Álvarez, que hasta septiembre compatibilizaba esta afición con su trabajo y, ahora, al haberse quedado en paro, utiliza como distracción.

No fue lo único que se vendió ayer en la capital de Parres, pues también hubo decenas de puestos con todo tipo de productos agroalimentarios y artesanos. Estos sectores tuvieron sus propios premios, que recayeron en Juan Carlos Santos y Javier Suárez, en las categorías de productos ecológicos y artesanía, respectivamente.

Justo antes de la entrega de premios se procedió a la lectura del pregón, cuya responsabilidad recayó en esta ocasión en el empresario mexicano Tomás Álvarez Aja, que actualmente está realizando importantes inversiones en negocios turísticos en el municipio. Álvarez resaltó sus raíces como hijo de padre de Poo de Cabrales y madre de Santander, y el apego a Asturias heredado de sus progenitores. Concretamente, calificó su esfuerzo inversor en la región como "un regalo para mis padres y un homenaje a mis abuelos", y enumeró varios de los "innumerables atractivos" de la comarca y del concejo. "Contamos con la mayor fiesta de Asturias y una de las más importantes de España", señaló en referencia al potencial de citas como el Descenso del Sella, en las que espera apoyar un negocio que calificó de "acierto seguro".

En los actos hubo también una amplia representación política encabezada por la consejera de Agroganadería, María Jesús Álvarez, quien aprovechó su visita al certamen para destacar el resultado de los esfuerzos realizados a lo largo de los años por la administración para mantener la importancia de la industria agroalimentaria y maderera de la castaña. "Contamos con un patrimonio de más de 60 variedades de castaño, de las que al menos ocho son especialmente productivas en producto de interés comercial", declaró, al tiempo que recordó que la región cuenta con una masa boscosa de castaño con una extensión de unas 80.000 hectáreas con posibilidades de ser explotada. "Hay condiciones para que el sector privado pueda hacer de la industria maderera y gastronómica de la castaña algo importante", indicó, concluyendo que este tipo de actividades están "poco aprovechadas".