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El Consistorio, a costa del marqués de Vista Alegre

El historiador José Manuel Rodríguez repasa la construcción del Ayuntamiento de Piloña, que llevó 36 años a caballo entre los siglos XIX y XX

El Consistorio, en 1904. REPRODUCCIÓN DE L. BLANCO

Dicen que el que la sigue la consigue, y eso es lo que le ocurrió al concejo de Piloña con su Casa Consistorial. El edificio fue inaugurado en 1883 con su diseño actual después de 36 años de gestiones que el historiador e investigador de la arquitectura asturiana José Manuel Rodríguez Hevia se ha encargado ahora de revisar en el poco tiempo libre que le deja su trabajo en los juzgados de Oviedo. Una labor que si bien el historiador no tiene pensado editar en forma de publicación, sí desea compartir con todos los piloñeses.

Este apasionado de la historia recuerda que fue Pascual Madoz, en su día ministro conocido por las desamortizaciones de la Iglesia, quien en 1847 advirtió de que las dimensiones de la entonces Casa Consistorial, de planta baja y construida en el siglo XVIII, eran insuficientes para un municipio de la importancia de Piloña y por ello debía construirse un nuevo edificio, así como una cárcel.

También refleja en sus estudios que el alcalde Juan Suárez fue el que retomó la idea en 1864. Pidió al arquitecto provincial redactar un proyecto, pero finalmente no se llevó a cabo, posiblemente por falta de presupuesto. Sí se hizo, no obstante un borrador que preveía dedicar espacio al Juzgado de Paz, pero no al de Primera Instancia porque ese se haría en la cárcel. Tras otro intento fracasado, en 1879, el regidor Fabriciano Mestas León resucitó el interés por la casa consistorial.

El concejo tenía una deuda con Madrid de 50.000 pesetas por el pago de los daños causados por las Guerras Carlistas en Infiesto un lustro antes y pidió que se le condonara. En principio no se atendió la petición, si bien la mediación del marqués de Hoyos permitió que se lograra.

Resuelta la deuda se encargó un nuevo proyecto a Lucas María Palacios, que se acabó de redactar el 30 de abril de 1879. Era más amplio que el anterior y preveía tanto Juzgado de Paz como de Primera Instancia, año estilo del Consistorio de Gijón. Con todo, el diseño ocupaba más sitio del que se disponía en el solar. Se pensó ampliar o cambiar de ubicación y se optó por la primera opción gracias a unos terrenos de un huerto cercano comprados por Lucas María de Unquera y Antayo, V Marqués de Vista Alegre, a Zeledonio García, pues el marqués estaba muy interesado en la obra.

En junio de ese año el Gobernador Civil dio permiso para los trabajos; en abril de 1880 la obra salió a subasta por 56.038,90 pesetas, quedó desierta y en una segunda subasta fue adjudicada al contratista riosellano Bonifacio Garro, encargado de la construcción de la Basílica de Covadonga, En octubre de ese mismo año, coincidiendo con las ferias de Santa Teresa se colocó la primera piedra con la presencia del Gobernador de la Provincia, el marqués de Vista Alegre y el arquitecto provincial Javier Aguirre.

Supervisión

El marqués vivía en Oviedo, pero pasaba temporadas en Infiesto y aprovechaba para supervisar las obras. En una visita consideró que el Ayuntamiento se quedaba pequeño y planteó ampliar el proyecto, asumiendo el sobrecoste. En enero de 1881 se aprobó la ampliación. Aguirre optó por rematar la fachada con un frontón triangular en vez de uno semicircular con reloj como se había proyectado.

En principio se preveía acabar los trabajos en noviembre de 1882, aunque no sería hasta las ferias de Santa Teresa de 1883 cuando se inauguró el edificio con la toma de posesión de la corporación local y la entrega de premios a los alumnos que habían sacado mejores notas en los exámenes. Culminaron así 36 años de gestiones y una inversión de 175.000 pesetas de las que el marqués de Vista Alegre costeó una tercera parte.

En 1885 se construyó una torre de hierro pagada por el marqués para colocar un reloj de la marca de Ginebra con representación en Madrid, Giroud y Fontanier y meses más tarde se hizo la plaza del Ayuntamiento de Infiesto para dar amplitud al frente del consistorio.

Habría que esperar hasta 1906 para realizar nuevas mejoras en el interior de las dependencias con la decoración de la caja de la escalera con motivos modernistas. Las siguientes mejoras en el edificio municipal serían la instalación de la calefacción en 1928 y una restauración diez años después para reparar los daños de la guerra y eliminar el refugio creado bajo los soportales al inicio de la contienda. Por ultimo entre 1970 y 1972 con Eusebio Lueje como alcalde se reformó de forma global el exterior e interior para adoptar nuevos servicios.

Las obras son proyectadas por José María Mestre y costaron casi dos millones y medio de pesetas, además de incluir la adquisición de un nuevo reloj de la variedad Murúa de Vitoria que es colocado en la renovada torre que según Luis Antonio Azcoitia tomó como referencia la del reloj de la plaza la Escandalera de Oviedo. Una larga historia que José Manuel Rodríguez Hevia asegura que es "fruto de varios años de interés" y que espera que los piloñeses puedan comprobar para que tengan consciencia de que uno de los edificios más importantes de la villa e Infiesto conllevó muchos años de esfuerzos y fue testigo y víctima del último siglo y medio de historia.

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