Descorazonados y sin ver la solución a un problema que, según explican los ganaderos de Colunga, está poniendo en serio peligro su futuro. Esa es la conclusión de la inmensa mayoría del más de medio centenar de profesionales que ayer tomaron parte en la Casa de la Cultura de Colunga en una reunión informativa con miembros de la Consejería de Agroganadería del Principado, para intentar poner luz al problema de la tuberculosis vacuna. Los ganaderos piden un cambio en el actual protocolo de detección de la enfermedad, a fin de que no se sacrifiquen reses en base a supuestos falsos positivos. Éstos mostraron también su indignación con el bajo precio que reciben por la venta de carne de supuestas vacas afectadas por la enfermedad que luego pasa a la cadena alimentaria y con el -a su juicio- "excesivo celo" con el que se aplica el protocolo de detección en Colunga en relación a otros lugares.

A la reunión, moderada por el Alcalde, Rogelio Pando, asistió el Director General de Ganadería, Ibo Álvarez, el jefe de campañas de erradicación de la Consejería, Manuel Antonio Queipo Rodríguez, y la jefa de servicio de sanidad y producción animal, María Fernanda Fernández. De los 60 positivos dados por tuberculina este año en Colunga, 59 dieron resultados negativos tras analizarse a los animales una vez sacrificados. En opinión del presidente de la Asociación de Ganaderos Trashumantes de Asturias, Xuan Valladares, el problema no se está solucionando pues "se siguen matando vacas y la enfermedad sigue creciendo". Valladares y otros muchos ganaderos creen que el foco de extensión de enfermedad puede estar en el reservorio de fauna salvaje que, a diario, se mezcla con las vacas. "Deberían dejarnos hacer contranálisis", dijo. Para Valladares la solución al actual problema pasa por empezar a mejorar el protocolo. "No quieren reconocer que se sacrifican vacas sanas", señaló. Pide este ganadero "un batallón de pruebas posterior a los indicios de un supuesto positivo, que acoten un poco más el margen de error".

Ibo Álvarez destacó lo positivo de este tipo de reuniones y aseguró que Asturias es la cuarta región que mejor está en la lucha contra la tuberculina con un porcentaje del 0,21 por ciento de explotaciones positivas, frente al 1,72 por ciento del resto del país. "Un cultivo negativo no quiere decir que el animal este sano, pues no es una prueba de confirmación ni de diagnóstico. El diagnóstico lo da la prueba de tuberculina. Se sacrifican tan solo animales reaccionantes. Vamos por delante con las campañas y no damos tiempo a que el animal desarrolle la enfermedad", explicó.

"No hemos llegado a ninguna conclusión ni nos han sacado de ninguna duda. Se ciñen a un protocolo que lo único que hace es matar vacas y aquí hay ganaderos que llevan tres años sin cobrar por, por ejemplo, treinta reses sacrificadas por tuberculina que luego reaccionaron negativamente a cultivos. En Colunga se ha querido desviar la atención, matando animales, tras no tomar medidas con el foco detectado en Parres", aseguró el ganadero Ángel Labra.

En opinión del ganadero Gaspar Costales, la tuberculina no se va a erradicar jamás. "Se debe seguir saneando de por vida y olvidarse de erradicar nada, sin cometer los atropellos que se están cometiendo. No se puede controlar una enfermedad que puede venir de fauna que se mezcla a diario con las vacas". Los ganaderos de Colunga, no contentos con las explicaciones recibidas ayer, están recogiendo firmas para solicitar una reunión con la Consejera de Agroganadería.