Viven en un pueblo, pero para salir a caminar tienen que coger el coche y desplazarse hasta Ribadesella. Esta paradoja se da en la localidad de Pandu, que atraviesa la carretera local que une el enlace de la Autovía del Cantábrico (A8) con la de El Carmen (AS-341). Tampoco en el coche se sienten demasiado seguros, pues "la carretera no se ha acondicionado al uso que tiene ahora, de miles de turistas e industrias como la maderera", explica Miguel Ángel Somoano, vecino de Sardéu y uno de los implicados, pues para coger la autovía desde su pueblo tiene que atravesarla.

"Los coches salen de una autovía y se encuentran un camino", con todo lo que ello conlleva. "No hay señales que avisen de una carretera estrecha, sin pintar en los extremos y tampoco la división entre carriles", describe Somoano antes de que el resto de vecinos enumeren curvas mal peraltadas y un firme también en malas condiciones. La segunda parte del problema son los conductores, que al no conocer la carretera y no "cambiar el chip" que traen puesto de la autovía dan las curvas a gran velocidad e invaden el espacio contrario.

Como consecuencia van entre ocho y diez accidentes en el último año, uno de ellos el que afectó a la vecina Josefina Rodríguez. Sucedió en la curva tras los contenedores y la marquesina en dirección a El Carmen, donde "el peralte está hecho a la inversa. Se salió y me embistió, yo iba de frente", relata la afectada antes de asegurar que "esta carretera es un peligro y si está mojado más". Rodríguez es propietaria de uno de los cuatro alojamientos turísticos que hay en Pandu y, al igual que María José Tielve, que regenta otro, desaconsejan a sus huéspedes que vayan caminando hasta El Carmen, donde hay establecimientos hosteleros. La Asociación de Vecinos de la Zona Rural ha iniciado una recogida de firmas para solicitar al Ayuntamiento de Ribadesella que acondicione y mejore esta carretera antes de que se produzca "un accidente de fatales consecuencias".