El estudio del polen acumulado en el yacimiento tardoantiguo de Argandenes revelará cómo era la vegetación existente en la zona hace más de mil años. Así lo confirmaron ayer a este periódico los botánicos de la Universidad de Santiago de Compostela Luis Orellana y Pablo Ramil, después de recoger muestras en la excavación del mismo estrato en diferentes puntos. La investigación aclarará, por ejemplo, si ya había castaños en Argandenes entre los siglos V y VII, y si existía algún tipo de cultivo. No sólo eso. Los especialistas confían en trazar una reconstrucción medio ambiental que les permita conocer el tipo de clima imperante en la época que discurre entre la caída del Imperio Romano y la formación del Reino de Asturias, una etapa de la que se tienen pocos datos.

Los resultados tardarán en salir a la luz, ya que los investigadores tienen previsto cotejar los datos con los de otras campañas, según explicó el coordinador del proyecto, el arqueólogo Rogelio Estrada.

En la primera campaña -realizada entre noviembre de 2010 y febrero de 2011, con apoyo de la Consejería de Cultura-, los especialistas identificaron los restos de 19 individuos en lo que sería un antiguo panteón, único en la cornisa cantábrica. Los trabajos se pararon por falta de financiación hasta mediados del mes pasado, cuando se retomaron gracias a una subvención municipal de 7.000 euros.

La nueva excavación se centra en la zona oeste, en el exterior del panteón, donde hasta el momento han aparecido media docena de cadáveres acompañados de piezas de ajuar como pendientes, cuentas de collar, hebillas, cuchillos y clavos que demostrarían la existencia de ataudes.

La buena ubicación del yacimiento y la riqueza de los objetos encontrados indicaría que se trata de una necrópolis perteneciente a una familia acaudalada de época visigoda con gran proyección pública, según explicó el arqueólogo José Avelino Gutiérrez que ayer visitó el yacimiento piloñés junto con la geóloga de la Universidad de Oviedo Eva Martos, encargada de realizar un estudio geoarqueológico en la zona.

Entre los enterramientos localizados destaca una doble tumba sobre lecho de pizarras ubicada en el flanco oeste del panteón: una mujer ataviada con un collar de cuentas de vidrio y un pendiente de bronce, y un varón con cinturón, cuchillos y un dardo. "No se descarta que descendientes las personas aquí enterradas hayan pertenecido al entorno de don Pelayo", contó Gutiérrez.

La intención de los especialistas antes de concluir la campaña es la de excavar los depósitos por debajo de los enterramientos para localizar la caja sobre la que se insertaba el panteón que en épocas posteriores habría sido destruido. "En el volcado de tierras podría haber carbones que nos ayuden a datar con mayor precisión la construcción, que podría ser del siglo V", señaló Estrada.

Otro reto de los investigadores es localizar la comunidad que dio lugar a esta necrópolis.

La investigación se inserta en un proyecto más amplio apoyado por la Universidad de Oviedo, sobre los modos de vida y la cultura material de esa etapa histórica.