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Aventuras de un cowboy en la Guerra Civil

El historiador Félix Feito relata en Cangas las insólitas andanzas de Manuel Sánchez, "El Coritu", mayor de brigada republicano

Félix Feito, ayer, en la Casa de Cultura de Cangas de Onís. J. M. CARBAJAL

Dicen que era valiente, bravucón y mujeriego; que tiraba de pistola ante cualquier afrenta; que persiguió a tiros a varios oficiales vascos por las calles de Cangas de Onís en plena Guerra Civil; y que robó 1.900 cabezas de ganado al ejército franquista en un sorprendente golpe de mano. Cuentan que aquel tratante de ganado y emigrante, que fue cowboy y combatió en la caballería de Pancho Villa, llegó a ser mayor de brigada del ejército de la República española, a mandar sobre 3.000 hombres y a ser el auténtico "virrey" de Cangas de Onís; y que, pese a que siempre prohibió los desmanes contra los presos enemigos, fue fusilado a finales de 1937 por los sublevados.

Se llamaba Manuel Sánchez Noriega, le decían "El Coritu", y fue, ayer, el principal protagonista de la charla que impartió en Cangas de Onís el historiador Félix Feito Álvarez, titulada "Puertos del Pontón y Tarna", dos frentes "casi olvidados", pese a la "importancia" que tuvo el segundo en la ofensiva final del ejército "nacional", en octubre de 1937. La conferencia complementa a la exposición "Cangas bajo las bombas", que se expone en la Casa de Cultura canguesa. Hoy hablará el organizador de la muestra, Alejandro Fernández, sobre "El bombardeo de Cangas de Onís", a las 19.30 horas.

Pero volvamos a "El Coritu", protagonista de la que se conoce como "La gran cabalgada", relatada por Feito. Fue el caso que "El Coritu", en febrero de 1937, se enteró de que el ejército franquista tenía un "depósito de ganado requisado" en Posada de Valdeón, en la vertiente sur de los Picos de Europa, con el que se alimentaba al ejército franquista. "El Coritu", un auténtico "vaquero del 'far west'" elaboró un audaz plan y se fue a caballo con un grupo de milicianos hasta Posada de Valdeón, donde entró "pegando tiros y matando a cuantos rebeldes salían a su paso". Robaron el ganado y regresaron a galope a Cangas de Onís. Feito reveló el botín de aquella incursión: 700 vacas y 1.200 ovejas, que la intendencia republicana fue repartiendo en diferentes frentes.

Más anécdotas: cuando Cangas estaba a punto de caer en manos de los sublevados, llegaron unos militares vascos con sus camiones, a pedir combustible. "El Coritu" les dijo que aquel material era "solo para los valientes", en clara alusión a que los combatientes vascos se habían rendido a las fuerzas italianas aliadas de Franco. La respuesta de un capitán vasco fue inmediata: le dio un bofetón a "El Coritu", pese a que este era superior suyo. El asturiano, sin pensárselo un segundo, cogió un fusil y empezó a disparar a los visitantes, que huyeron a toda prisa por las calles canguesas mientras las balas silbaban a su alrededor, hasta que lograron ponerse a salvo en un portal. La insubordinación del capitán vasco no acabó de milagro en consejo de guerra, pues la intervención de varios dirigentes socialistas calmó a "El Coritu" y los vascos pudieron marcharse a Gijón.

También a Gijón marcharía poco después "El Coritu". El 21 de octubre tomaba uno de los barcos amarrados en el puerto de la villa, con la intención de abandonar Asturias. No pudo ser: fue capturado por las tropas fascistas y fusilado a finales de aquel año.

Feito, ganadero y profesor de la Universidad Popular de Avilés, destacó también en la charla las excelentes fortificaciones republicanas del puerto de Tarna, que retrasaron el avance de los sublevados y que solo fueron superadas a causa de que algunas de ellas estaban "sin defender o mal defendidas", indicó.

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