Cientos de personas honraron ayer en Pría, en una soleada mañana primaveral, a Nuestra Señora de la Flor, en una fiesta que hermana a los diferentes pueblos de la parroquia más occidental del concejo de Llanes. Nueve niños nacidos en el último año, cuatro jóvenes que han alcanzado la mayoría de edad y ocho matrimonios que cumplen sus bodas de plata y oro recibieron, tras la eucaristía, un caluroso homenaje por parte de los presentes y una flor.

Manuel Ceballos y Víctor Frade, en agradecimiento por su labor de promoción del Camino de Santiago a su paso por esta parte del concejo; el sacerdote Domingo González por su trabajo en la parroquia y Ángeles Toyos por su carácter servicial, fueron también agasajados con flores. El recuerdo al sacerdote Ángel Obeso Ruenes, fallecido el pasado diciembre y promotor de la recuperación de esta celebración en 1987, estuvo presente durante toda la jornada.

El pequeño Marco Brion Inguanzo, de apenas siete meses, recibió la flor en brazos de su padre, Cripi Brion, y ante la atenta mirada de su madre, Andrea Inguanzo. El sonido de las panderetas y los cánticos de Héctor Braga durante la eucarística llamaron poderosamente la atención del pequeño, quien no perdió detalle de todo lo que sucedía a su alrededor. Los matrimonios formados por Roberto Inés Granda y María Aurora Vega Nava, por un lado, y José Luis Inés Granda y Eva Méndez, por otro, recibieron la flor con motivo de sus cincuenta años de matrimonio. "Estoy muy emocionado", señaló José Luis Inés. "Los cincuenta años han pasado en un momento. Mi mujer es de Coaña y nos casamos a medio camino, en la iglesia de San Isidoro de Oviedo", recordó Inés. Abrumado por el inesperado reconocimiento estaba el médico jubilado Víctor Frade. "Ha sido algo totalmente inesperado. Nuestra Señora de la Flor significa mucho para mí", dijo.

Tres ramos engalanados

La procesión discurrió por los alrededores de la iglesia de Pría. Abrió la comitiva Ángel del Cueto Ruiz portando el pendón de la parroquia, seguido de La Banda de Gaitas Picos de Europa-DOP Cabrales bajo la dirección de Héctor Braga. Detrás, tres ramos perfectamente engalanados para la ocasión. El pequeño, con pan dulce, era llevado por los pequeños Juanín Inés, Álvaro Revuelta, Rodrigo y Raúl Queipo, Juan Manuel García, Arturo Gutiérrez y Álvaro Quesada. Antón Mochales, Daniel Ríos, Lucas Alonso y Julio Sánchez portaban el ramo mediano y Pablo Blanco, Juan Inés, Juan Ángel Alonso y Arsenio Alonso, el grande, del cual colgaban medio centenar de roscos de pan. Las andas de la imagen de Nuestra Señora de la Flor descansaban sobre los hombros de Elías Vela Inés, Enrique Inés Bolado, Julio Fernández y Nacho Fernández.

Antes de volver al templo una docena de aldeanas de todas las edades interpretaron ante la imagen de la Virgen la danzaina, baile que antecedió a un completo festival folclórico que levantó los aplausos y vítores de todos los presentes.