La Montaña de Covadonga, que concentra una cabaña de más de seis mil cabezas de ganado, acogió ayer su tradicional sextaferia. A ella estaban convocados los doscientos diez ganaderos de Cangas de Onís con licencia para utilizar estos pastos comunales, ubicados dentro del macizo occidental de los Picos de Europa.

Los asistentes a la cita, que tiene carácter anual y obligatorio, efectuaron trabajos de desbroce, de reparación de potreros y pistas ganaderas o de instalación de garmas para evitar que los animales se despeñen. Al final de la jornada todos percibieron un recibo de asistencia, un documento indispensable para renovar la licencia de pastos el próximo año. Entre ellos Vanesa González, única fémina que colaboró en el distrito de Ceñal, uno de los doce existentes en la Montaña de Covadonga. "Es verdad que los trabajos en el puertu altu requieren gran esfuerzo físico y que tradicionalmente había poca presencia de mujeres, pero cada vez son más y más jóvenes las que se incorporan al sector", apuntó la que es también secretaria general de los socialistas cangueses.

El resto de áreas donde trabajaron las distintas cuadrillas fueron: Vegarredonda, La Rondiella, Enol, Pan de les Colines, Fana, Comeya, Narves, Espadañal, Las Llacerías, Orandi y Güesera. Los ganaderos trabajaron a destajo desde las nueve de la mañana, no sólo para dejar los Picos en el mejor estado posible justo cuando se cumplen cien años de la declaración del espacio como parque nacional. También porque el invierno fue largo y duro, lo que provocó serios daños en caminos y alambradas de cierre, que tuvieron que ser repuestas.

Los responsables del parque nacional de los Picos de Europa y del Ayuntamiento de Cangas de Onís invirtieron más de cinco mil euros en la compra de herramientas y materiales para colaborar con la sextaferia. Los ganaderos que por causa de fuerza mayor no pudieron ir serán citados por el celador del respectivo distrito para hacer labores de mantenimiento otro día.