Las fiestas de La Velilla, que se celebran en agosto en la localidad colunguesa de La Isla, han quedado canceladas. La comisión de festejos, que se renovó por completo en febrero de este año, se ha encontrado con que el Arzobispado, propietario del prau en el que tienen lugar las celebraciones, no les concede el permiso para utilizarlo en las fechas en las que estaba previsto llevar a cabo las jornadas festivas.

Cuando la nueva comisión tomó las riendas de la organización de las fiestas, se dirigió tanto al cura como al propietario de la concesión de dicho espacio durante el verano, ya que es un lugar que se dedica a aparcamiento. La respuesta de ambos fue positiva en cuanto a la cesión del lugar durante los días de fiesta, existiendo incluso una obligación para ello en el contraro de concesión.

Sin embargo, el problema estaba, precisamente, en dicho contrato. Si bien es cierto que existe ese punto, el documento contempla que el prau debe cederse para la celebración de las fiestas del 13 al 17 de agosto, es decir, de lunes a viernes. Sin embargo, la comisión cuenta que cada año las fechas son cambiantes y se buscan siempre los días en los que se pueda obtener más ganancia. Por eso, se había planteado que las fiestas este año se celebraran del 14 al 18 de agosto.

Ganancias perdidas

Al acudir la comisión a la persona que tiene la concesión, se encontró con que no había ningún problema. Sin embargo, el Arzobispado se ha negado, según cuentan los miembros de la comisión de fiestas, ha concederles el cambio de fecha y prefieren ceñirse a lo que pone en el contrato. "Sin ese último día de fiesta (por el sábado) no tenemos ganancia suficiente para cubrir los gastos generados", dicen los encargados de organizar las fiestas.

Ahora, están intentando buscar soluciones, pero la proximidad de las fiestas hace que les sea muy difícil conseguir que se celebren, aunque no tiran la toalla. Además, creen que quizá algunos de los problemas hayan venido tras las quejas de determinados vecinos de la zona que se registraron el pasado año por el ruido y por lo tarde que acababan las verbenas en los días de fiesta.