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Ganaderas con cabeza

"Bien gestionada, esta profesión tendría futuro", dicen Susana Rodríguez y Rosa Tárano, impulsoras de un colectivo de mujeres del sector

Susana Rodríguez y Rosa Tárano, con su ganado, en una finca de Llames de Parres. CRISTINA CORTE

Dar a conocer y revalorizar el trabajo de la mujer en el mundo rural. Ese es uno de los muchos objetivos que persigue el colectivo de nueva formación "Ganaderas Asturianas". Aunque su origen se encuentra en Llanera -a raíz de un curso de formación impulsado allí por Cooperativas agroalimentarias y el Instituto de la Mujer-, el grupo ya cuenta con sus primeras representantes en la comarca oriental. Son Susana Rodríguez Cobián y Rosa Tárano Sierra, ambas vecinas de Llames de Parres, de 47 y 43 años de edad respectivamente.

Las dos participaron en el curso, que incluía formación veterinaria pero también de gestión administrativa y nuevas tecnologías, lo que les ha permitido tejer una red de contactos a través de las redes sociales. "La mecha la prendió nuestra compañera Lucía Velasco al crear un grupo de Whatsapp y una página para comunicarnos, compartir nuestros logros, contrastar opiniones y experiencias", apuntó Tárano. "Nos dimos cuenta de que, pese a la distancia, nuestros problemas eran similares y que podíamos solventarlos mejor estando unidas", explicó su vecina. Por eso, las dos hacen un llamamiento a las jóvenes y no tan jóvenes del Oriente para que se sumen.

La lenta y complicada burocracia necesaria para poner en marcha una explotación, sumada a un mercado en el que la leche y la carne siguen cotizando a la baja, son algunas de las trabas que dicen afrontar a diario. "Desde Europa cada vez se exige más, sin tener en cuenta las particularidades de Asturias, como pasó con la prohibición de esparcir el cuchu, que nos perjudica", señalan.

En cuanto a la situación concreta de la comarca oriental, las ganaderas de Parres señalan que lo que peor llevan son los ataques del lobo "a la puerta de casa". "El Oriente era bien conocido por la calidad y cantidad de ovejas y cabras, pero desde hace diez años desaparecieron el 75% por culpa de la fauna salvaje", explicaron.

Pese a todo, Rodríguez y Tárano lanzan un mensaje de optimismo y esperanza sobre el sector. "Si se gestionara bien, esta profesión tendría futuro", aseguran. Mientras tanto, ellas siguen levantándose a primera hora de la mañana para que a las 28 vacas que tiene la primera y las 50 que tiene la segunda no les falte de nada. Darles de comer, mecerlas, segar praos, es parte de una rutina cotidiana que no entiende de festivos ni vacaciones, pero que "compensa porque estás en contacto con la naturaleza y eres tu propio jefe".

En el caso de Tárano, cuenta con relevo generacional, ya que su hijo, Roberto Rojo, de 22 años, sigue con el oficio criando vacas para carne de la raza asturiana de los valles y de la montaña en Fresnidiellu. "La administración debería involucrarse más para que los jóvenes no se marchen, porque da pena ver los pueblos abandonados", resalta la progenitora.

Para las ganaderas de Parres la profesionalización del sector es clave. Por eso confían en seguir formándose gracias a las oportunidades que ofrece el colectivo "Ganaderas Asturianas", que cuenta con cerca de un centenar de miembros y que ya planean su primer encuentro regional.

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