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BERTO PEÑA | Etnógrafo, da una charla en Areñes sobre el hallazgo de la diadema de Moñes

"La zona de Villamayor no está estudiada a fondo y tiene máximo interés arqueológico"

"Es una lástima que ninguna de las piezas originales de la diadema de Moñes esté expuesta en Asturias"

Berto Peña. RICARDO SOLÍS

La orfebrería castreña de Asturias tiene en la diadema de Moñes uno de sus máximos exponentes. El etnógrafo y miembro de la Fundación Belenos Berto Peña Álvarez (Gijón, 1966) hablará de las novedades relativas a este hallazgo este sábado, a las 17.30 horas en las antiguas escuelas de Areñes (Piloña). El coloquio forma parte de un seminario histórico sobre el concejo organizado por el colectivo "Ágora Cultura" y que contará con la intervención del presidente de la Lliga Celta d'Asturies, Fernán Morán.

- ¿Por qué se pone en duda el origen de la diadema de Moñes?

-Porque en un primer momento estuvo mal catalogada y eso dio lugar a confusiones. La bibliografía antigua la databa en Ribadeo, los Oscos o incluso Cáceres. Trabajos como el del piloñés Martínez Hombre y documentos del cronista de Cangas de Onís Sebastián de Soto Cortés reafirman el origen piloñés de la pieza. La Fundación Belenos recogió a mediados de los años 90 en Moñes testimonios de familiares de quienes encontraron parte de la diadema a finales del siglo XIX en una zona conocida como Carenda.

- ¿Hay novedades en la investigación sobre la diadema?

-Gracias a las recientes investigaciones llevadas a cabo por profesionales como Óscar García, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se ha localizado documentación que permite recatalogar piezas de oro de gran valor y datarlas en Moñes. En concreto, el diario de Sebastián de Soto sitúa en Moñes el hallazgo de una o dos bandas laminares encontradas en 1860. En 1882 describe un torques y un colgante compuesto, así como de dos elementos de suspensión. En 1889 menciona la venta de un posible broche, hoy en paradero desconocido.

- ¿Se sabe a quién perteneció la diadema de Moñes?

-Las cronología que se maneja va entorno al I y III a. C. En aquel momento ocupaban el territorio los "lugones". Lo más probable es que el dueño perteneciera a una élite principesca con suficiente poder adquisitivo como para encargar el trabajo a un orfebre. Se baraja la posibilidad de que Moñes fuera un centro de poder o un lugar de culto religioso.

- ¿Y de su posible autor hay algún tipo de dato?

- No, los datos que se manejan son escasos porque en Moñes nunca se llevó a cabo una excavación arqueológica como tal. Los restos fueron encontrados por gente de la zona cuando hacía obras en los cimientos de sus casas. Lo que sí es cierto es que en el camino que sube a Moñes desde Villamayor hay pequeñas explotaciones con filones de oro de donde se pudo sacar el material para hacer la diadema.

- ¿Por qué es tan importante este hallazgo?

-Porque habla de una élite social de la que sabemos poco y cuenta con una iconografía única que está contando una escena. Aparecen guerreros a pie y a caballo que avanzan por encima del agua, relacionados con la guerra, pero también un pequeño potro que podría estar relacionado con un sacrificio ritual. La iconografía acuática -hay aves y peces- suele compararse con el caldero ritual aparecido en Gundestrup (Dinamarca).

- ¿Considera adecuada la política arqueológica del Principado respecto a la diadema?

-No, porque las siete piezas que se conservan están repartidas entre el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, el Musée des Antiquités Nationales de Saint Germain-en-Laye de Francia y el Instituto Valencia de Don Juan, es decir, que no se expone ninguna original en Asturias, lo cual es una lástima. Pedimos al Principado que intercediera para que nos las devolvieran, pero con la excusa de que era difícil asumir el seguro del viaje no se gestionó.

- ¿Sería necesario llevar a cabo una investigación arqueológica en Moñes?

-Villamayor en general es una zona de máximo interés arqueológico que no ha sido suficientemente estudiada. En el caso de Moñes no se hizo ni una fotografía aérea ni prospecciones para ver las posibilidades que ofrece el terreno que, pese a haber sido alterado, podría aportar mucha información si se investiga.

- ¿Quedan entonces muchos secretos por descubrir en Piloña?

-Segurísimo que sí, porque tenemos constancia de la existencia de castros que no han sido analizados. Un ejemplo es el de Ligüeria, en el que ya solo en superficie aparecieron restos de foces de hierro y materiales. Falta voluntad política y que las campañas arqueológicas no se queden en simples catas de dos o tres semanas.

- ¿Qué proyectos tiene en marcha la Fundación Belenos?

-El fin de semana organizamos un seminario de estudios asturianos muy interesante en Allande sobre las relaciones atlánticas en la antigüedad y trabajamos en una nueva edición de la revista anual "Asturies".

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