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Cabrales presume del corri corri, un baile que es "un tesoro"

Arenas celebra la declaración como bien de interés cultural de la danza, primera de Asturias, con fiesta y una placa conmemorativa

Integrantes del Grupo Folclórico Corri Corri de Cabrales, junto a la placa. C. C.

El baile del corri corri de Cabrales ya tiene la placa que lo acredita como bien de interés cultural inmaterial (BIC) en la plaza de San Juan de Arenas. El encargado de descubrirla ante un numeroso público fue ayer el cabraliego Alfredo Pidal, que pasó gran parte de su vida enseñando los pasos de la danza en el centro asturiano de Caracas (Venezuela). "Lo llevo en el alma y con ochenta años todavía echo algún baile", aseguró. Lo ayudaron a descubrir la placa las niñas María González, Nuria Prieto y Carla Trespalacios, que mostraron su emoción por participar en un evento "tan importante".

De presentar el acto se encargó el maestro jubilado Ángel Lueje, que durante varios años impartió clases en Cabrales. Lueje describió el corri corri "como un tesoro que se conserva en Arenas desde tiempo inmemorial y que ha sabido transmitirse de generación en generación". El exdocente tuvo palabras de agradecimiento para el concejal de Cultura cabraliego, Fernando Nava, por iniciar en 2015 el proceso que permitió que el pasado 1 de abril el corri corri fuera el primer baile folclórico de Asturias reconocido como BIC.

También para la presidenta de la Asociación Asturiana de Antropología y Patrimonio Etnológico (ASAPE), Yolanda Cerra, que se encargó de elaborar el informe requerido para obtener la distinción, por la que también espera la danza de San Juan de Nueva y el pericote de Llanes.

Cerra intervino en el acto junto a la presidenta de la asociación cultural Grupo Folclórico Corri Corri de Cabrales, Tamara Alonso y el gaitero Xuacu Amieva. Lo hizo para poner en valor el corri corri. "Es una joya y su declaración como BIC trasciende el ámbito de Cabrales", resumió. La investigadora citó en su discurso a Jovellanos, por ser de los primeros en el siglo XVIII en interesarse por las danzas populares y fijó como fecha clave el año 1918, cuando Anselmo de Caso llevó a un grupo de baile a actuar en Covadonga frente a los Reyes de España y grandes aristócratas, consiguiendo repercusión a nivel nacional.

A juicio de Cerra, con el nombramiento subsanan dos errores históricos: el de no dar importancia a la cultura desarrollada por las clases populares y el de dejar en manos de aficionados el estudio del patrimonio etnográfico. Tras el descubrimiento de la placa las mozas Sofía García, Candela Pardo y Lara Mansila, Clara Gonzalo junto con Tamara Alonso y el "bailín" Pablo Bárcena -único hombre que participa en la danza dando palmas y tratando de llamar la atención de las mujeres- bailaron el corri corri sujetando en sus manos ramas de laurel. La ovación del público resonó varios minutos en Arenas.

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