Solo si "apostamos por consumir nuestros productos, la castaña, la carne, las hortalizas, los quesos, la sidra o el vino" podremos hablar de que el medio rural ha sobrevivido. La idea la transmitió ayer en el 29.º Certamen de la Castaña y Productos de la Huerta de Arriondas la pregonera, Josefina Vega, reconocida con el premio "Reader Mujer Rural" 2019. Lo contó ante los cientos de personas que acudieron al festival que Parres puso en marcha en la plaza Venancio Pando y que sacó a la venta hasta 1.200 kilos de castañas expuestos por diez recolectores de toda la región y contabilizó hasta 130 puestos que aglutinaban también los mejores productos de la huerta del Principado.

El cambio de fecha del certamen -una semana más tarde debido a la cita electoral de noviembre- causó estragos en las cosechas. "Las castañas se perdieron porque el gusano las comió", reconocían algunos cosecheros. Las ventas fueron malas, aunque la castaña era de buena calidad. Sin embargo, los visitantes no se animaron del todo a comprar, ni tan siquiera la variedad valduna, la más codiciada, pese a que su precio descendió hasta los 8 euros.

Hortensia González, veterana del certamen, se alzó, una vez más, "y no me acuerdo cuántas van", con el premio a la mejor castaña. "Yo creo que lo merezco", decía orgullosa. Trajo hasta 500 kilos de 70 variedades diferentes con un calidad "suprema". No hay secretos para ganar, "solo hay que salir a los bosques, agacharse a por las castañas, echarlas en la cuerria con oriciu y todo para conservarlas un poco más, y luego limpiarlas una a una, para quitarles la humedad, sacarles un poco ese brillo tan bonito que tienen, traer al certamen las que sean de buena calidad y ponerlas en un expositor tan bonito como el nuestro", explicaba junto a un pozo de madera -de castaño, claro- hecho para la ocasión por su hijo.

El sabor "varía entre las clases, pero están buenas cocidas, asadas o hasta crudas, por eso no podemos dejar que se pierdan" en el suelo a merced de los jabalíes. Hortensia no quiere acabar con la tradición que tantos años ha seguido. Por eso, cada año llega al certamen con su hija y sus nietas. A ellas les ha inculcado "eso de ir a pañar castañas", y las jóvenes tienen toda la intención de seguir la saga de la abuela.

Y darle un giro a su futuro si es necesario y si siguen los consejos de la pregonera. "¿Qué hubiera sido de nuestras familias sin el sabor y el valor de la castaña?", se preguntó refiriéndose a que hubo un tiempo que el fruto quitó hambre en gran parte de los hogares asturianos. Por eso, "hay que seguir apostando por este valor", dijo, "apoyar la castaña y transformarla" para diversificar las posibilidades de un producto "muy valorado a nivel internacional".

¿Quién se lo iba a decir a Josefina Suárez y a Armando Hevia? Ellos, los "Paisanos del año", tienen 93 y 87 años, respectivamente, y antes de que la castaña alcanzara ese renombre fuera de los límites nacionales "alguna comimos cuando no había otra cosa que llevar a la boca", decían minutos antes de recoger su reconocimiento, ante el aplauso y la emoción de quienes se congregaron para acompañarles en un día tan especial. Ambos son de Huexes, aunque Josefina naciera en Coviella. Y ambos coinciden en señalar que no merecen el premio. Aunque sí lo merecen, solo por el hecho de haber salido adelante en tiempos tan difíciles.