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Los vecinos piden que se salve la escuela de La Malatería (Llanes) y que sea su centro social

El edificio, abandonado por su mal estado y con un alto riesgo de derrumbe, resolvería su carencia de lugar de reunión: "Vamos de cocina en cocina"

Vecinos de La Malatería.

Las antiguas escuelas de La Malatería están a punto de venirse abajo. El agua se ha filtrado por la cubierta y la madera que divide el bajo y el primer piso está pudriéndose. Es probable que se venga abajo, y el techo también lo hará. Lo dicen los vecinos, que llevan años exigiendo al Ayuntamiento que haga algo en el viejo edificio "antes de que se caiga por completo" y ya no haya solución o "lo que vayan a hacer requiera una inversión mayor" de la necesaria ahora.

Allí han estudiado los niños del pueblo, y también los de Caldueñu, Llano, Riocaliente, Riensena, El Mazucu? La estructura está intacta, la vivienda nunca se ha tocado: aún conserva el aula, la bodega, el baño, las escaleras que conducen a la parte superior y el primer piso, tal como se concibió hace más de un siglo. La madera, sin embargo, se ha ido deteriorando porque "llueve dentro como en la calle" y "es una verdadera pena ver cómo se pierde", señala Benedicta Guerra, al tiempo que lamenta que en el pueblo, "vamos de cocina en cocina, no tenemos un centro social o una casa concejo donde poder hacer un cumpleaños o una reunión vecinal cualquiera". Ni un sitio donde "echar la tarde para salir de casa y ver otras caras", apunta Tere Pandal, quien, de hecho, cree que "la escuela sería, entre otras cosas, una buena biblioteca".

Aunque el fin último es lo de menos, "lo importante es que hagan lo que sea para evitar su derrumbe", apunta Aquilina Blanco. "No pedimos cosas raras, sólo que lo recuperen para poder tener, como en todos los demás pueblos, un sitio donde reunirnos sin tenerlo que hacer en la calle", propone Celia Rodríguez.

La vieja escuela se cae. Hubo un tiempo en el que "alguien la usó, sin permiso, para hacer lo que quiso", cuentan los vecinos, al tiempo que intentan abrir el inmueble. "Venían a hacer gimnasia rapaces de este y otros pueblos", recuerdan. Y al abrir la puerta muestran varios aparatos del antiguo gimnasio de Llanes que alguien rescató para colocar en el aula. En las pizarras hay tablas de ejercicios, y también recomendaciones alimentarias. Pero hasta los rapaces que iban a hacer ejercicio abandonaron el local por riesgo de derrumbe.

Lo cierto es que, recuerda Antonio Rozada, "ya hubo un proyecto de reparación, fue entre los años 1985 y 1991, la idea era recuperarla para hacer una casa concejo, pero nunca supimos nada". Casi treinta años más tarde sigue siendo sólo una idea. "Supongo que, al final, el dinero fue para otro sitio y aquí no hubo más interés municipal". Pero "no me quiero morir sin verlo hecho", indica Guerra, que a sus 90 años recuerda ese edificio en su esplendor: "aquí estudiaron mi madre, y mi abuela", y más tarde ella misma. Esther Coro no recuerda tanto, ya que es una de las más jóvenes del pueblo, pero tiene las mismas pretensiones que sus vecinos: "no pueden perder un sitio como éste, no es justo, ni lógico, ahora que están recuperando los concejos públicos".

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