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El puentón

Volver a dominguear por Cangas de Onís

La necesidad de reconquistar visitantes para "la plaza" de la ciudad una vez se levanten las restricciones

Volver a dominguear por Cangas de Onís

"¿Cómo lo ves?". Es la pregunta que hacen a menudo algunos de mis interlocutores sobre el devenir de la temporada estival en nuestra querida área de influencia de los Picos de Europa. La situación, aunque nueva, causa verdadero escepticismo en una zona eminentemente turística. "¿Arrancará en julio?", me interroga un conocido hostelero de Intriago. Sea como fuere, nadie puede vanagloriarse de la que se avecina en los meses de verano, plagados de incertidumbre y mucha preocupación, sobremanera en todos aquellos vinculados a ese importantísimo sector.

A finales del pasado enero, en Fitur, unas de las citas feriales de turismo más prestigiosas del mundo, el Ayuntamiento cangués lanzó la campaña promocional "Cangas de Onís, abierto en domingo" para tratar de potenciar los fines de semana en la antigua Cánicas, sobre todo apostando, entre otros alicientes, por el tradicional mercado semanal, conocido por los lugareños como "la plaza", que se desarrolla cada domingo en los soportales y aledaños del Palaciu Pintu, una de las zonas con más encanto e historia de la ciudad canguesa.

"Dominguear" en Cangas de Onís fue el acertado eslogan de promoción que trataba de atraer turismo fuera de la catalogada como temporada alta -verano y puentes festivos-. Y es que esa localidad del Oriente estaba teniendo mucho tirón en estos últimos años, nada, digamos, pasajero. El objetivo de la campaña no estaba sólo centrado en los domingos, pues la idea iba mucho más allá, tratando de sumar pernoctaciones cada fin de semana en los alojamientos turísticos y rurales del municipio, fomentando las escapadas en temporada baja.

De todos es sabido que los potenciales filones turísticos a los que se dirigían apuntaban hacia todo el Principado de Asturias y, al mismo tiempo, también a las comunidades autónomas limítrofes como Cantabria, País Vasco o Castilla y León. La iniciativa era, y continúa siéndolo, francamente buena y atractiva, pero la pandemia lo cambió todo. Toca resistir y capear el temporal. Nunca llovió que no escampara. La nueva situación tras la desescalada del estado de emergencia propiciará pensar muy mucho el cómo atraer gente al área de influencia de los Picos de Europa, a Covadonga y los Lagos; a Cangas de Onís, Arriondas, Ribadesella y otras tantas localidades del Oriente.

Una vez acabe la pesadilla, más pronto que tarde, visitar Cangas de Onís en domingo será redescubrir su afamado mercado, donde el visitante podrá adquirir algunos de los mejores manjares elaborados en el área de los Picos, tales como los quesos gamonéu, el Cabrales DOP o el tipo Los Beyos. Además, productos de la huerta, excedentes de los hombres y mujeres del campo. A ello se añade, como complemento, embutidos artesanales y otras delicias gastronómicas. Sin duda, es "la plaza" el epicentro de cada domingo en el Oriente, sin olvidar el atractivo del comercio y de la hostelería locales.

Tocarán tiempos duros, llenos de dificultades, aunque los ayuntamientos, como es el caso concreto de Cangas de Onís, parecen decididos a coger el toro por los cuernos y echar el resto a modo de ayudas a autónomos y empresarios. Algo que a buen seguro agradecerán todos los emprendedores. Entre tanto, al potencial cliente turístico habrá que captarlo en la propia comunidad autónoma asturiana. Escribo a corto plazo, no a largo. Se trata de salvar de la mejor manera posible estos meses de intriga y enorme preocupación, no únicamente por el dilema sanitario sino por el económico.

De nada nos sirve quedarnos cruzados de brazos, ya que cuando esto acabe todos estamos obligados a poner nuestro granito de arena para sumar. No se trata de un brindis al sol, es la realidad palpable. Cangas y, por ende, toda la comarca tiene mucho que ofrecer para captar turismo, y más cuando otros destinos presentarán batalla, como no puede ser de otra manera. Todos, unos y otros, estamos comprometidos a palear en el mismo bote y en nuestras manos está, con el apoyo de las instituciones, pelear por lograr ese objetivo de recuperación. No es un sueño idílico, es el futuro de un pueblo.

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