La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La cofradía recuperará con 200.000 euros la histórica Casa del Pescador de Lastres

La biblioteca del edificio posee ejemplares de historia donados por Alfonso XIII e incluso dos tomos del Quijote de 1875 ilustrados por Doré

La Cofradía de Pescadores Santa María de Sábada recuperará parte de su historia tangible y, con ella, la esencia de la trayectoria marítima de Lastres (Colunga). Al fin será una realidad la ansiada rehabilitación integral de la Casa del Pescador, para la que los marineros necesitarán invertir, con fondos propios, más de 200.000 euros.

El edificio es a Lastres lo mismo que esta villa a la mar. Por eso merecen la pena los esfuerzos para recuperar este inmueble adquirido en 20.000 de las antiguas pesetas por el Pósito de Pescadores 'Unión de Lastres', en 1928. Cerró definitivamente al público hace dos décadas y todas las juntas directivas de la Cofradía tenían en mente rescatar parte de este pasado, pero el empuje llegó con la presidencia de Emilio Llera, para materializarse ahora, con el liderazgo en la rula de Eduardo Cuevas. Y, al fin, el 2 de diciembre de 2019 se encargó el proyecto integral a la arquitecta Laura Sopeña, que estará al frente de esta obra tan ansiada para los marineros y para el pueblo de Lastres, en donde verán recuperada, de un lado, su histórica biblioteca, y en de otro, todo el edificio, de tres plantas, situado en la calle principal de la villa.

La Casa del Pescador fue centro social, erudito y lúdico a principios del pasado siglo. En su interior se tomaron decisiones importantes que marcaron el devenir pesquero de la cofradía y, además, uno de sus salones se convirtió en una biblioteca que hoy alberga tesoros literarios en ediciones únicas, como dos tomos del Quijote ilustrados por Gustavo Doré en 1875, o los cuatro libros de historia donados por el rey Alfonso XIII. Llegó a haber, tal como recogen los inventarios, hasta 2.243 libros. El tiempo, la falta de uso y, sobre todo, la ausencia de dinero, hicieron que el deterioro del tejado perjudicara al interior y, con ello, al resto de la estructura. Hoy en la Casa del Pescador huele a humedad y a polilla. Pero aún hay un halo de Historia, y también de historias. En las estanterías de castaño reposan libros dañados que serán recuperados. Sobre las mesas aún están los ceniceros que dieron cuenta de miles de colillas mientras aquellos hombres leían, debatían o competían en una suerte de Juego de Balandros donde veleros a escala se disputaban regatas en un tablero que refleja la bahía de Lastres. Las lámparas de la biblioteca, reservada a socios, aún alumbran con luz tenue amarillenta la estancia. Pero del tejado se desprende la escayola y en el suelo de madera se refleja la tozudez de las goteras.

Carlos Manso, secretario actual de la Cofradía, ha recopilado parte de la historia de este lugar. Comenzó el 1 de marzo de 1924 con la fundación del Pósito de Pescadores. En aquel momento se decidió, reglamento mediante, que serían una Sociedad y que era conveniente hallar un local "apropiado para el funcionamiento". Hubo que esperar al 16 de junio de 1925 para que la junta diera cuenta de que el local previsto sería la casa de José María Victorero, "el Señoritín". Sin embargo, los peritos que tasaron el edificio no vieron en esa una buena decisión. El día 21 se celebró otra reunión extraordinaria. Los barcos no salieron a faenar y en la cita, la mayoría decidieron desistir de la compra, y del asunto.

El 29 de marzo de 1927 José María Victorero insistió y propuso arreglar él mismo el inmueble, con la condición de que la sociedad de pescadores lo comprara. Pero el tema, dijeron, estaba zanjado. Aunque no para todos. Al año siguiente, el 15 de junio, los hermanos Victorero se reunieron con los armadores para exponerles la conveniencia de contar con aquel local. Finalmente, las condiciones de pago y las propias del inmueble, convencieron al grupo. La propuesta pasaba por crear dos amplios salones, uno destinado a escuela del Pósito y el otro para biblioteca y salón de recreo de los socios. El bajo sería la cochera de los autobuses de línea para que el pueblo tuviera este servicio garantizado.

La reforma costó entre 10.000 y 15.000 pesetas. No hubo que recurrir a préstamos, y para amueblarlo contaron con un apoyo de la Diputación provincial y, moviendo algunos hilos, con el empujón de algunos diputados de entonces. Esperaban que Obras Públicas y el Ayuntamiento de Colunga les echara una mano. La reunión concluyó, como todas, con un acta en donde consta la aprobación de los socios a la compra "con la mayor unanimidad y entusiasmo".

Se hizo una comisión. El presidente fue Manuel Joglar, y el secretario Alejandro Montoto. Los vocales, Bruno Montoto y Desiderio Roza.

El 10 de junio de 1929 se produjo la última reunión de aquel proceso entre los socios del gremio de mareantes y los hermanos Victorero. Los aplausos del fin de aquel encuentro fueron el principio de la Casa del Pescador. Agustín Victorero Lucio fue nombrado presidente honorario, y sus hermanos, Ángel y Antonio, socios honoríficos, igual que Tomás Montoto. El conserje encargado de aquel edificio fue Enrique Suárez, que percibió un sueldo de 2,50 pesetas diarias.

Compartir el artículo

stats