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Proponen mantener las 25 visitas al día a Tito Bustillo: "Las pinturas están mejor"

El director del yacimiento asegura que la cueva "agradece" la reducción por la pandemia: antes el cupo máximo era de 150 personas diarias

El interior de la cueva de Tito Bustillo. MIKI LÓPEZ

Las pinturas prehistóricas de la cueva de Tito Bustillo, en Ribadesella, "agradecen" la reducción del número de visitantes -de 150 a 25 al día- decidida en marzo a causa de la pandemia de coronavirus. Lo resalta el director-conservador del yacimiento, Alfonso Millara: "Se nota que entra menos gente, las pinturas están mucho mejor". De ahí que considere "conveniente" que los responsables de la Consejería de Cultura reflexionen sobre la posibilidad de mantener de forma permanente el cupo máximo de 25 entradas al día.

Millara explica que la sala del panel principal de Tito Bustillo, la única visitable de la cueva, es un "fondo de saco", lo que provoca que apenas se regenere el aire. El dióxido de carbono que emiten los visitantes afecta a las pinturas, "y no es lo mismo que entren 150 cada día, como antes, que 25, como ahora", subraya Millara. "Las pinturas lo notan".

El director-conservador de Tito Bustillo cree que la actual situación podría ser el momento adecuado para repensar las visitas. Plantea, por ejemplo, la posibilidad de realizar una visita al día por la entrada original a la cueva, situada en las inmediaciones de la localidad de Ardines (en la actualidad la entrada a la gruta se realiza por un largo túnel artificial abierto desde Ribadesella hace más de 50 años). E incluso se podría plantear, según Millara, alguna visita a otras salas de la cueva, que está considerada por los arqueólogos como uno de los tres grandes "santuarios" mundiales del arte paleolítico, junto con Altamira y Lascaux.

La sala del panel principal, no obstante, es la más destacada de Tito Bustillo, pues incluye cerca de un centenar de representaciones: 30 cérvidos, 13 caballos, 9 renos, 5 cabra, 4 bisontes, 1 uro, 2 animales indeterminados, 17 signos y 10 líneas de difícil interpretación. Algunas de estas representaciones fueron realizadas hace más de 20.000 años, mientras que las más recientes datan de hace unos 12.000 años, según los investigadores. En todo caso, la distancia a la pared que deben guardar los visitantes provoca que solo aprecien con claridad los grandes caballos y renos bícromos, así como algunos de los grandes signos.

La cueva de Tito Bustillo estará abierta este año hasta el 1 de noviembre, de miércoles a domingo, de 11.00 horas (primer pase) a 17.00 horas (último pase). En la actualidad solo se realizan cinco pases, con un máximo cinco personas cada uno, por lo que resulta imprescindible adquirir la entrada con antelación. La reducción del cupo máximo como consecuencia de la pandemia hace que apenas queden ya huecos libres para visitar la cueva durante la primera quincena de este mes.

Además del panel principal en la cueva de Tito Bustillo, cuyo nombre original es Pozu'l Ramu, hay otros conjuntos no visitables. Son el de la entrada original, donde algunos autores reconocen un bovino; el del entroque, con un signo en parrilla y un caballo violeta; la galería de los caballos, en el que se distinguen con seguridad seis caballos, un bovino y lo que parece un oso; el conjunto de la ballena, con grabados zoomorfos y trazos y manchas negros y violetas, con una rara representación parcial de un animal marino; el conjunto de los signos geométricos; una mano pintada en negativo y en color rojo, única de este tipo en Asturias; la galería de los antropomorfos, con dos pinturas realizadas sobre una curiosa formación calcárea semitransparente; el conjunto del laciforme, con una representación similar a otra de la cueva de El Pindal; el camarín de las vulvas, quizá el más emblemático de la cueva porque fue el primero en ser visto por los descubridores de la cueva, en 1968; el panel de los zoomorfos grabados, con cérvidos, bovinos, caprinos y un caballo; y el bloque de los signos rojos, con trazos lineales y varias series de puntuaciones, así como la cabeza de un bisonte. Hay además restos de pintura por diferentes zonas de la cueva, muchos de los cuales son interpretados por los expertos como elementos de señalización y balizamiento.

Junto a la cueva se levanta el Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillo, un equipamiento dedicado a la divulgación de los conjuntos artísticos del yacimiento prehistórico, en el que los visitantes pueden conocer cuándo se produjo el descubrimiento, su valor geológico, quiénes la habitaron o cómo son las muestras de arte rupestre que conserva en su interior. Incluye una exposición permanente y un taller instrumental, así como una sala de consulta (ahora cerrada de manera temporal), una tienda, una sala de exposiciones temporales y una sala de talleres. Como la cueva, abre de miércoles a domingo. También junto a la cueva y visitable está la Cuevona de Ardines, una inmensa cúpula geológica que forma parte del sistema de galerías del macizo de Ardines, al que pertenece Tito Bustillo. Destaca su sala principal, donde el techo alcanza los 40 metros de altura, perforado por un boquete natural que permite el paso de la luz diurna. Para acceder a la Cuevona es preciso subir 300 escalones.

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