Si todo marcha como hasta ahora, al acabar el año se superarán las exportaciones de terneros de raza casina y los ganaderos de la comarca que apostaron por la asturiana de la montaña habrán vendido solo aun cebador manchego "más de 1.500" cabezas".

Desde la asociación que aspira a mejorar y conservar la raza pura autóctona (Aseamo) celebran los datos, porque "son mejores que los de 2019", cuando se vendieron a través de la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) fuera de las fronteras asturianas "unos 1.130" animales pasteros. Esta misma semana se hizo un porte desde Cangas de Onís de 258 animales, "y aún queda otro para noviembre" que completará la cifra que a día de hoy se sitúa "en 1.150 terneros vendidos a Toledo".

"Nuestro papel es casi exclusivamente la mejora de la raza, no hay que olvidar que somos entidades sin ánimo de lucro", subraya Ángel Rodríguez, secretario de Aseamo, pero su adhesión a la SAT ha servido para garantizar que los ganaderos que han apostado por la raza mantengan sus previsiones y continúen en ella. Porque si la apuesta no es rentable, de poco sirve la conservación para quienes depositaron en ella su medio de vida. Desde el colectivo "facilitamos la comercialización", pero no la llevan a cabo "porque no es nuestro cometido", incide Rodríguez. "Nuestro valor reside en que sólo por el hecho de pertenecer a la asociación tendrás un valor en tu animal, que será de raza pura y estará identificado como tal" y esto, a efectos de calidad, "adquiere una relevancia importante". Porque "la calidad de la carne casina está más que demostrada a nivel internacional". Algo que debería redundar en su valor en cuanto a ventas. Pero eso no sucede porque el ternero cunde menos despiezado, "se tiende a apostar por la cantidad" en lugar de por el sabor o las propiedades del producto, lamenta Rodríguez.

Echan de menos los ganaderos de la raza de la montaña que el mercado no se expanda por la región. "Aquí la calidad de la carne se valora menos" y los precios "están muy bajos". Un ternero, de media, "podría valer unos 300 euros" tirando al alza, pero "no se remunera el trabajo y el esfuerzo" y de ahí que se haya hecho una apuesta por la exportación. "En Asturias, que es donde está la raza, el consumidor apenas tiene manera de comprobar los beneficios y el sabor porque los vendedores de carne no lo ponen a disposición del consumidor final", lamenta Rodríguez. Es un bucle del que es difícil salir. "Si no lo pagan, no compensa cebarlo", zanja.

Mientras tanto, la asociación sigue trabajando y explorando oportunidades que, de un lado, rentabilicen la labor del ganadero y, de otro, revaloricen la raza para darle el lugar que, a su juicio, le corresponde. Para esto han creado incluso una nueva marca, la de Buey Casín, y con ella acudieron a la feria de Agropec de Gijón, con dos ejemplares criados por sendos socios por los que se llegó a pagar la cantidad de 7.200 euros

La comarca cuenta ya con el 95% de la raza de toda la región, y los animales pastan en su mayor parte por la sierra del Cuera, la del Sueve y los Picos de Europa. "El año ha sido malo, es evidente", y la incertidumbre marca el futuro incluso para los animales que se venden para vida. "La raza casina como madre, como criadora, es interesante y muy valorada para compradores de Cantabria, País Vasco, Extremadura y Castilla y León, y esta línea de venta también se ha resentido este año", lamenta.

No obstante, el panorama en los mercados no merma la actividad del colectivo que aglutina a los criadores de este ganado vacuno selecto que lucha por acabar con las cifras que sitúan a la raza en peligro de extinción.