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El Puentón de Cangas sabe a queso

“Le tenía ansias”, dice José Manuel Blanco, el quesero que logró replicar la emblemática construcción en una pieza de tres leches y que le dará salida en una degustación solidaria

La creación en queso del puente de Cangas de Onís.

El LXXX concurso-exposición de quesos de los Picos de Europa, celebrado hace una semana, ofreció manjares de calidad y un logro destacado. Una réplica del Puente de Cangas de Onís sobre el Sella elaborada por un quesero de la zona, José Manuel Blanco Cortés, que sirvió de decoración perfecta y original para el evento.

A los pies del estrado del certamen -el decano de esos eventos de cuantos se organizan en Asturias- pudo lucir un queso de unos siete kilos con forma de Puentón para el que se habían destinado algo más de 80 litros de tres tipos de leche: de vaca, oveja y cabra.

Todo un reclamo además de una verdadera obra de arte apreciada, más que nadie, por los queseros. Los que saben de la dificultad que entraña llegar a sacar de un molde, sin resquebrajar, esa pesada pieza.

No será la primera y última vez que José Manuel Blanco muestre su original cuña quesera. Ya está apalabrado que el certamen de Onís, que se celebra a final de este mes, vuelva a ser escenario para que se enseñe el Puentón de queso, y la idea que ahora mismo baraja el propietario es que se haga una degustación en pequeñas porciones en la que será una recaudación solidaria cuyos destinatarios están por ver.

José Manuel Blanco admite que le tenía “ansias” al Puentón. Lo imaginó hace ya algún tiempo como una originalidad susceptible de exponer y asombrar, y han tenido que pasar varios intentos fallidos hasta que cumplió su ilusión.

El estrado del concurso quesero de Cangas, con la creación luciendo en el centro, junto a unas medias lunas también de queso. | J. M .C.

“Hacer un molde con la forma que quieras es relativamente sencillo, pero la complicación viene cuando vas a moverlo. La masa se puede correr, puede haber cuajado de distintas maneras y no ser igual de sólida, puede romperse...”, explica de forma didáctica este experto. De hecho, eso fue lo que le pasó al menos un par de veces. En realidad, los fracasos no los comenta demasiado para no ganarse una bronca en casa, la de su mujer, Belén Bulnes, que es la que sufre con las originalidades de Manuel. “Le digo que se centre en el trabajo, que bastante tenemos, pero él está todo el día maquinando cosas y con sus inventos”, dice con gracia la mujer. “Lo del Puentón lo intenté tres o cuatro veces y claro, no es solo el tiempo que inviertes es que hay una pérdida de 80 litros de leche, que no es poca cosa; así que mejor si mi mujer no lo sabe todo”, completa el aludido entre risas.

Pero hay pocas frustraciones que anulen la iniciativa de este quesero que hace once años que decidió dedicarse profesionalmente en cuerpo y alma a sacar partido a la leche de sus animales. Explica el autor que el queso tiene toda la calidad reconocible en los mejores productos de la zona pero ha sido una iniciativa al margen de cualquier obligación de las organizaciones del sector. Ni siquiera se llevó a madurar en cueva para no ocupar un espacio que debe ser para productos D.O.. Pero que nadie dude: Manuel seguirá con sus inventos y avisa que “ya pienso en uno que será tremendo”.

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