"Dentro de este mundo de aldea global, Llanes es una de las poblaciones que mejor ha sabido mantener su personalidad"

"Me trasladé al concejo con mi familia de los cuatro a los nueve años y me marcó muchísimo, me abrió un horizonte de belleza, lenguaje y tradiciones"

Antonio Cea Gutiérrez

Antonio Cea Gutiérrez / R.M.V.

M.Villoria

El Pleno de Llanes ratificó hace unos días por unanimidad el nombramiento de Antonio Cea como cronista oficial del concejo. Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Pontificia de Salamanca, con premio extraordinario, fue profesor de Investigación en el Instituto de Lengua, Literatura y Antropología del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y es autor de innumerables publicaciones.

¿Qué ha supuesto para usted ser designado cronista oficial de Llanes?

–Lo primero que he sentido es una gran responsabilidad. Y a la vez ha sido una mezcla de honor, placer, ilusión, responsabilidad y compromiso. Asumo el nombramiento con mucho interés por dar a conocer cosas que van a interesar a los llaniscos.

¿Cuál será su cometido?

–Nunca había pensado que fuera a ser cronista de Llanes. Lo soy de Miranda del Castañar (Salamanca), he trabajado muchísimo sobre Salamanca y mi cometido con las publicaciones sobran ya mi compromiso allí. Para mí es importante comunicar aquellas cosas, dentro del área de mi profesión, que le pueden interesar a la gente y que tengan una visión no solo de lo que hay ahora, sino de lo que hubo también. Una visión completa de cuál ha sido la historia de Llanes y su comarca.

No hay muchos casos de personas que sean cronistas oficiales de dos lugares en diferentes comunidades autónomas. ¿Qué le vincula a Llanes?

–No, no hay muchos. Por eso, para mí ha sido importantísimo, porque yo nací en Santander, pero me trasladé con mi familia a Llanes de los cuatro a los nueve años, y Llanes me marcó muchísimo. Se me abrió un horizonte de belleza, de lenguaje, de tradiciones... y me marcaron mucho mis abuelos. Tenemos vínculos familiares en Llanes, Parres, Cué, La Pereda, Meré y Soberrón.

Ha escrito mucho sobre iconografía, religiosidad popular, antropología cultural, fiestas populares... ¿Qué importancia tienen todos estos elementos dentro de la historia de Llanes?

–Mucha importancia. Llanes es una villa casi prototipo de la tradicionalidad. Dentro de este mundo de aldea global, las características personales de cada población se han quedado desdibujadas, pero Llanes, y también su comarca, es una de las poblaciones que mejor ha sabido mantener su forma, su figura y personalidad. La importancia de mantener eso no solo con la actualidad, sino con la historia desde que hay documentación, me parece un complemento muy bueno. Y es el trabajo que puede hacer un cronista en una población: dar a conocer lo que no se conoce a través de la documentación, la iconografía, la tradición...

La fiestas populares de Llanes y su indumentaria son un referente en toda la región. ¿Qué destacaría de ellas?

–Sí lo son. Se ha mantenido bastante la tradición en esta comarca con elementos como la misa de gaita que aún continúa en la zona de La Pereda y otras poblaciones; el Pericote o las danzas. Mis padres, mi hermana y yo teníamos un cuarteto y editamos tres discos con un pequeño libreto con los textos sobre la canción de Llanes. El primero es de música religiosa “Misa Asturiana de gaita y otras canciones religiosas en Llanes”, el segundo sobre ritos relativos al agua y al fuego, y el tercero sobre canciones del siglo XV al XX que recogí y que habían quedado en la tradición familiar.

Ha escrito también sobre la cofradía de La Penitencia de Llanes en el siglo XVII ¿Qué importancia tuvo en el concejo?

–Las cofradías eran un poco lo que hoy son los seguros de vida y las honras fúnebres. Solían establecerse por profesiones agrupadas, con las calles Bordadores, Comerciantes...Eran lo que en cada profesión te aseguraba las honras fúnebres, un estatus social. Esta cofradía tuvo mucha importancia, porque a eso se sumó una reliquia que trajeron de Piasca y hacían unos rituales en el sentido barroco de la vanitas. El concepto de la muerte estaba muy presente y había unas procesiones mensuales que salían de la parroquia hasta la ermita de San Pedro, en el paseo de San Pedro y hoy desaparecida. También en la iglesia, hoy basílica, se hacían una especie de representaciones de algunos pasos del Vía Crucis a puerta cerrada, exclusivos para ellos. La cofradías tuvieron una importancia social, económica y socio-religiosa tremenda en Llanes.

¿A qué elemento o hecho histórico del concejo se le debería dar una importancia que ahora no tiene?

–En principio, hay que mantener su fidelidad a la tradición. El tiempo no pasa en balde. De niño recuerdo oír en Santa Marina de Parres a mis abuelos y otros vecinos tras la Guerra aquello de que "ya no son las fiestas como eran" . Lo mismo ha pasado con la pandemia, hemos cambiado en parte. La tradición hay que conservarla lo más fielmente posible. En Llanes se ha mantenido y eso depende de cada generación. Si cada generación de niños y jóvenes corta ese hilo, porque los abuelos y padres no educan en eso a generaciones nuevas, se pierde. Es muy importante la educación familiar en la tradición.

¿Qué papel juegan los bandos de las fiestas en todo esto?

–Han tenido una gran importancia por las picas. Y ese querer ser los mejores en cada una de las fiestas ha hecho que se mantengan. Hay que limar esas asperezas decimonónicas que había para que dentro de cada bando se siga pujando porque sea el mejor, pero sin ninguna fricción.

Qué vertiente del patrimonio de Llanes tiene más relevancia?

–Diría que todos ellos. La geografía y la belleza de la naturaleza de Llanes es espléndida, porque hay unos prototipos y unos particularismos muy sobresalientes. A eso se une que es un pueblo con unas tradiciones muy arraigadas. La poca distancia que hay entre el mar y la sierra del Cuera marca a su vez, por la geografía tan sobresaliente, unas distancias que te aíslan. En mi época, las personas de las aldeas más cercanas al monte no tenían nada que ver con las más cercanas al mar.

¿Desarrolla en la actualidad algún estudio o trabajo sobre el concejo?

–Sí, estoy a punto de terminar un trabajo sobre la toponimia.

Es usted experto en paremiología, la ciencia que estudia los refranes. ¿Hay mucha tradición en Llanes?

–Gonzalo Correas (1571-1631) es como si fuera para mi un abuelo del siglo XVII . Lo tengo muy estudiado porque cuando hicimos los proyectos de la picaresca con Julio Caro Baroja, que fue mi maestro, estudiamos mucho su refranero. Los refranes son conocidos como los "evangelios chiquitos". Hay mucha tradición refranera en Llanes sobre muchas cosas. Muchos sobre el tiempo al ser tan variable. Y sobre otras muchas cosas también.