Declaran en Llanes los detenidos por el robo de viviendas en el Oriente, Cantabria y Barcelona

Los arrestados en una casona rural de la localidad llanisca que utilizaban como base de operaciones responden a las preguntas de un juez de Sant Boi de Llobregat

La localidad de Tresgrandas.

La localidad de Tresgrandas. / Google Maps

Julia Quince

Los integrantes de una banda itinerante detenidos en una casona de Tresgrandas, en Llanes, declaran en los juzgados llaniscos desde las dos de esta tarde, según indicaron fuentes judiciales. Los detenidos están respondiendo, por videoconferencia, a las preguntas de un juez de Sant Boi de Llobregat (Barcelona), que dirige la investigación contra este grupo criminal. La banda itinerante, especializada en el robo de viviendas unifamiliares, se habían refugiado en una casona llanisca para cometer sus robos en el oriente de la región y Cantabria sin llamar la atención de las fuerzas de seguridad y de sus propios vecinos, que asistieron atónitos a su detención este sábado. El pueblo se llenó de agentes de la Guardia Civil en Asturias, que actuaron en colaboración con integrantes de los Mossos d’Esquadra catalanes, ya que la investigación respecto de este grupo criminal está abierta en un juzgado de Barcelona.

De hecho, los arrestos en Tresgrandas –los vecinos especulan con que fueron cinco los detenidos, y que los agentes se incautaron de dos vehículos– suponen la segunda fase de un operativo que ya se inició este miércoles en Barcelona con el arresto de otros tres integrantes de la banda. A esta banda itinerante también se le atribuyen asaltos en esa provincia catalana.

No ha trascendido el alcance del operativo realizado en esta localidad situada en el Valle Oscuro, ya que se trata de unas actuaciones sobre las que recae el secreto de sumario. Los delincuentes estaban en una casona que se alquila por 1.000 euros. No ha trascendido cuánto tiempo llevaban los ladrones en el inmueble. La empresa que alquila la casona se negó a facilitar ese dato. Los agentes de la Benemérita y la Policía catalana estuvieron en esta casona durante casi todo el día, recabando, se supone, pruebas incriminatorias. También inspeccionaron, siempre según los vecinos, una casa abandonada cercana a la casona, quizá en busca de material robado o útiles para la comisión de los asaltos.

La vivienda en la que estaban instalados los delincuentes es de lo más discreto. Está en lo alto del pueblo, en el barrio de «La Churra», y a la misma sólo se accede a través de un camino que no tiene salida. La localidad, sin embargo, está muy bien situada, a unos tres kilómetros de la Autovía del Cantábrico, lo que habría facilitado el desplazamiento de los delincuentes a otras localidades de la Cornisa Cantábrica.

La mayor parte de los vecinos prefirió no hablar de los inquilinos de la casona. Éstos no se relacionaban con el resto de residentes, que, salvo ese detalle, tampoco tenía quejas sobre ellos.

Los detenidos habrían sido conducidos inicialmente a las instalaciones de la Guardia Civil, para su posterior traslado a Barcelona, donde se instruye la investigación del caso y donde ya habrían pasado a disposición judicial los tres primeros detenidos.

Este tipo de bandas tiene un modus operandi bastante definido y conocido por las fuerzas de seguridad. Suelen estar formadas por jóvenes de los países del Este. Se desplazan desde grandes ciudades –en este caso Barcelona–, se instalan unos días en la zona donde van a cometer sus delitos y se marchan tan rápido como han llegado. Suelen actuar con dos vehículos, uno de los cuales se utiliza para recabar información sobre los posibles objetivos. Estos «ojeadores» estudian los hábitos de los vecinos de la casa, para cuál es el momento idóneo para el asalto. Los robos suelen ser muy rápidos, no más de diez minutos. Actúan con pasamontañas, para no ser identificados. Y su identificación y detención, salvo que sean sorprendido con las manos en la masa, es muy difícil.