Así son los nuevos pobladores de la zona rural del Oriente

Las claves del programa "Volver al pueblo", de El Prial, que ofrece acompañamiento y búsqueda de recursos para atraer nuevos habitantes a la comarca

Encuentro en Infiesto, Piloña, de los nuevos pobladores del Oriente bajo el programa "Volver al Pueblo" que lleva a cabo en la comarca la asociación El Prial

Encuentro en Infiesto, Piloña, de los nuevos pobladores del Oriente bajo el programa "Volver al Pueblo" que lleva a cabo en la comarca la asociación El Prial / R.J.Q.

J.Quince

La búsqueda de calidad de vida es uno de los principales motores para atraer nuevos habitantes al Oriente de Asturias y, también uno de los factores determinantes para aquellos que, habiendo nacido en la comarca, deciden retornar a sus raíces. Para ayudarles en este proceso de asentamiento y fijación al medio rural, nació la plataforma "Volver al Pueblo", que gestiona en la comarca la asociación El Prial, ubicada en Piloña.

Esta iniciativa parte del programa COCEDER que se extiende por más de una veintena de centros de desarrollo rural en toda España, implementado en Asturias, tanto en el Oriente como en el Occidente y, próximamente también en la zona suroccidental.

“Comenzó siendo un programa pequeño, pero al contar ya con una subvención para el reto demográfico, se ve que va teniendo otro alcance y se empiezan a ver resultados”, destaca Mario Rodríguez, técnico de la asociación piloñesa que opera con esta plataforma en diez concejos de la comarca, nueve del interior y uno de costa: Piloña, Cangas de Onís, Parres, Cabrales, Amieva, las dos Peñamelleras, Ponga y Colunga.

"Volver al pueblo", explica Rodríguez, se apoya en tres pilares fundamentales con el objetivo de que las personas "echen raíces, generen un tallo fuerte y den buenos frutos":

En primer lugar, el acompañamiento: “Por un lado, brindamos apoyo a las personas del territorio que se encuentran en una situación de inestabilidad y que se plantean abandonar la región debido a problemas relacionados con la vivienda, el empleo o el emprendimiento. También ayudamos a los nuevos pobladores, los que buscan donde asentarse o los que ya llevan un tiempo y quieren hacerlo definitivamente”, señala.

El segundo pilar se enfoca en la búsqueda de recursos y "ventanas de oportunidad", tales como viviendas, negocios, traspasos, relevos y tierras. Una actividad que realizan a través de acuerdos con los distintos ayuntamientos o convenios con asociaciones de vecinos. Sin embargo, uno de los principales desafíos que se encuentran, siguen siendo, la falta de viviendas de alquiler. "Es un territorio que está muy tensionado turísticamente, y alquilar es prácticamente imposible. Cada vez se convierte en una zona más visitable que habitable", lamenta el representante de El Prial.

Finalmente, el programa se apoya en líneas de sensibilización, trabajando con colegios e institutos mediante talleres que fomentan una identidad positiva hacia lo rural y exploran las alternativas de vida para los habitantes del futuro.

El teletrabajo o las condiciones híbridas laborales facilitaron cierta emigración de las ciudades a los pueblos, donde los nuevos pobladores vienen buscando calidad de vida y se encuentran con innumerables ventajas. Desde quienes disfrutan de actividades al aire libre, hasta aquellos que desean cultivar su propia huerta o participar en la vida social y cultural local: "A pesar de la tradicional imagen romantizada y estereotipada de la zona rural, existe mucha diversidad entre estas personas. Eso sí, muchos reconocen que buscan tranquilidad, un cambio de ritmo, un clima agradable y un contacto más directo con la naturaleza", añade Rodríguez.

Historias como la de Jesús e Ihintza, que se mudaron desde Valencia hace cuatro meses, reflejan esta tendencia. Después de que naciera su hijo Gael, la pareja se vio en la búsqueda de un entorno más adecuado para criar a su retoño. Tras explorar diferentes opciones, encontraron en Espinareu, Piloña, el lugar perfecto para establecerse: "La acogida está siendo genial. Tenemos la suerte de que estábamos empezando un proyecto desde casa, queríamos criar al pequeño fuera de la ciudad y nos aventuramos. Esta zona nos aporta bienestar y estamos encantados", expresan.

Recientemente, la asociación organizó un encuentro para tejer redes entre estos nuevos habitantes al que se sumaron también algunos vecinos, dando lugar a un espacio de confianza para compartir experiencias y buscar soluciones colectivas a problemas más individuales.

Al mismo acudió Ricardo, un madrileño que se mudó a Cangas de Onís hace dos años y medio. Su caso muestra el poder de atracción de "la tierrina" y sus bondades como el paisaje, la gastronomía y el estilo de vida: "Vine una semana en 2008 y me enamoró. Empecé a venir cada vez que tenía vacaciones y cuando se me dio la oportunidad de teletrabajar, me establecí aquí", cuenta. Su próximo paso es mudarse a una zona más alejada del bullicio, para lo que contactó con esta plataforma que le ayudará a conocer y valorar otras realidades: “Fue un encuentro positivo, donde pudimos poner sobre la mesa nuestras dudas y preocupaciones. Mi objetivo es irme a una aldea de Piloña a vivir ahora que han empezado a poner fibra óptica en las zonas rurales”, puntualiza.