Los empresarios del polígono de Piñeres, en Llanes, en pie de guerra: "Nos toman el pelo"

Pedro Corteguera, de Transportes Ana, acusa a las administraciones de obligarlos a "trabajar en precario", al incumplir su promesa de llevarles la fibra óptica

"Queremos fijar población, ayudar a las zonas rurales... Pero luego todo es humo", denuncian los empresarios

Pedro Corteguera, cuya empresa se encuentra en el polígono de Piñeres.

Pedro Corteguera, cuya empresa se encuentra en el polígono de Piñeres. / J. Q.

J. Quince

Pedro Corteguera Roza creaba hace 59 años la empresa Transportes Ana, en Ribadesella. En la actualidad, la gestión del negocio recae en su hijo, el riosellano Pedro Corteguera García, aunque la sede se trasladó hace 23 años al polígono industrial de Piñeres, en el concejo de Llanes. La ilusión de Pedro hijo era, y continúa siendo, trabajar cerca de casa, en un emplazamiento que, según él, "tiene mucho que ofrecer". Cuando este polígono se puso en marcha –las primera naves fueron vendidas en 2010– se hablaba de su "inmejorable" situación desde el punto de vista de las comunicación y la logística, con un enlace próximo a la autovía del Cantábrico y con Feve y la N-634 en sus inmediaciones

Pasados 15 años, los empresarios que ocupan este espacio industrial se sienten "abandonados". "Llevamos más de dos años esperando la instalación de la fibra óptica, que es vital para el funcionamiento de la empresa. Nos dijeron que iban a ponerla, pero nos toman el pelo", critica Pedro Cortiguera. La baja calidad de internet y los continuos problemas con el teléfono en las oficinas del polígono llanisco están afectando seriamente la calidad del servicio a los clientes: "Tenemos cuatro líneas, solo nos funciona una y porque la tenemos desviada a un móvil. Cuando nos llaman la línea sale como ocupada, pero no lo está", añade.

Desde la empresa han intentado por todos los medios ponerse en contacto con la compañía telefónica para tratar de solventar la situación, pero todo son obstáculos: "Cuando vino el técnico, descubrimos que nos habían robado todo el cobre de la línea desde el polígono hasta Nueva de Llanes. Pero, desde entonces, nadie se dignó a informarnos de más. Para colmo, ahora están sin comercial, y no tenemos a quién dirigirnos más que al teléfono de averías, que tampoco ofrece soluciones", explica.

Transportes Ana cuenta en la actualidad con 34 trabajadores directos y otros treinta indirectos y, aunque dispone de otras dos sedes, en Gijón y en Los Corrales de Buelna, solo se encuentran operativas como espacio de aparcamiento y cambio de semirremolques. Son las oficinas de Piñeres las que se ocupan de las tareas administrativas. Por ello, destacan la importancia del correcto funcionamiento del teléfono y de internet en la zona.

En el mismo polígono industrial se encuentran otras cuatro empresas que sufren la misma situación: la ausencia de fibra óptica: "Estamos trabajando de forma precaria, casi como en el siglo pasado", señalan los empresarios afectados. Este asunto ha sacado a relucir las escasas posibilidades de evolucionar y las pocas facilidades de emprendimiento que pueden tener los concejos rurales en comparación con las zonas urbanas: "Queremos fijar población, ayudar a las zonas rurales... Pero luego todo es humo", denuncian.

A pesar de la falta de información y contactos directos con la compañía proveedora, en Transportes Ana admiten que ya están explorando otras alternativas para abordar el problema. Respecto al polígono industrial de Piñeres, el riosellano destaca la importancia de proporcionarle una mayor promoción por parte de las instituciones, especialmente desde el Ayuntamiento de Llanes: "Debería tener más apoyo. Estamos en un sitio privilegiado, junto a la autovía. Creo que es hora de publicitarlo un poco, o tratar de captar más empresas para que crezca. Eso sí, lo primero es la fibra óptica, algo básico", recalca.

Este pequeño bache comunicativo, no obstante, no ha frenado a esta a empresa local, centrada recientemente en la operativa de transporte de graneles, sobre todo de minerales, madera y chatarras. Con su amplia cobertura nacional e internacional, ha podido crecer a un ritmo de entre un cinco y un nueve por ciento anual, en la última década.