Los "Picos de Europa" submarinos, frente a Ribadesella, están en buen estado, constata el Instituto de Oceanografía

Investigadores de los centros de Gijón y Santander recogen datos con el buque "Ángeles Alvariño", en una de las evaluaciones periódicas del área marina protegida de El Cachucho

Investigadores trabajando a bordo del buque "Ángeles Alvariño".

Investigadores trabajando a bordo del buque "Ángeles Alvariño". / Instituto Español de Oceanografía

M. C.

El Instituto Español de Oceanografía (IEO), mediante una campaña realizada conjuntamente por los centros de Gijón y Santander el pasado mes de marzo, ha podido constatar el buen estado en que se encuentran los arrecifes de profundidad, formados por corales, gorgonias y esponjas, del área marina protegida de El Cachucho, que se encuentra a 65 kilómetros de la costa asturiana, frente a Ribadesella; arrecifes considerados los «Picos de Europa» submarinos.

Se trata de una de las evaluaciones periódicas que deben hacerse de esta zona especial de conservación integrada en la Red Natura 2000. La anterior campaña se había efectuado en 2021.

Los investigadores de los oceanográficos de Gijón y Cantabria realizaron esta supervisión con el buque oceanográfico «Ángeles Alvariño», durante doce días, tras partir de El Musel hacia el área protegida. Allí se realizaron más de 50 inmersiones de un vehículo submarino a profundidades de entre 400 y 1.300 metros. Además, se recogieron los sensores fondeados hace año y medio en el Cachucho para recoger datos de la evolución de parámetros fisicoquímicos, volviendo a depositarse en el fondo.

Jardines de Gorgonias de El Cachucho

Jardines de Gorgonias de El Cachucho / IEO

El equipo que ha participado en la toma de datos con el buque oceanográfico tendrá ahora que analizar esos datos y los recogidos a través del vehículo submarino remolcado. «Las conclusiones aún no se pueden dar, pero a simple vista si ha habido algún cambio, ha sido muy lento», explica Elena Prado, investigadora al cargo de esta evaluación.

«El Cachucho es un banco de gran tamaño, rocoso y profundo que configura un rico y diverso ecosistema batial (aguas y fondos marinos situados entre 1.000 y 4.000 metros de profundidad) con presencia de numerosos hábitats y especies vulnerables protegidos por diversas normativas europeas», añade Prado.

La investigadora, del Oceanográfico de Santander, destaca la relevancia de zonas protegidas como El Cachucho, a la que se sumará en un futuro el Cañón de Avilés, para conservar la biodiversidad. No solo de especies muy sensibles como los corales, gorgonias y esponjas, sino otras, entre ellas las de explotación comercial, que tienen en estas zonas un refugio como zonas de cría. Además, contribuyen a la sostenibilidad de los recursos pesqueros, por el «desborde» de ejemplares a medida que proliferan en El Cachucho, hacia otras zonas donde pueden pescarse.