El legado de Ramón y Cajal, un Bien Cultural con sus fotos de Covadonga

El fondo de pertenencias del neurocientífico es declarado BIC por el Gobierno, incluidas las fotografías que tomó en sus veranos asturianos

El científico y médico Santiago Ramón y Cajal.

El científico y médico Santiago Ramón y Cajal. / Legado Cajal-CSIC

A. Rubiera

A. Rubiera

España tiene un nuevo Bien de Interés Cultural (BIC). Uno que entra en la categoría de "bien mueble" y que está compuesto por más de 28.000 pertenencias entre las que figuran cuadernos, libros, condecoraciones, dibujos científicos y muchos manuscritos del médico y científico aragonés –aunque nacido en Navarra– Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Incluida la medalla del premio Nobel de Medicina que ganó en 1906 por sus investigaciones sobre el sistema nervioso.

El denominado "Legado Cajal", propiedad del CSIC, desde hace un año está depositado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) de Madrid y para la muestra de parte de esos fondos el museo ha recreado el laboratorio y despacho de Cajal con su silla y su mesa, los armarios donde almacenaba las preparaciones científicas y los frascos con productos químicos, su biblioteca y algunos objetos personales. La exposición presta atención también a otras muchas facetas que marcaron la vida del científico, y que le muestran como pintor, escritor, maestro y fotógrafo. Y ahí están, para muestra, sus placas e imágenes de Asturias.

Doña Silveria, esposa de Ramón y Cajal, posando con la basílica de Covadonga en obras en una foto tomada por el científico

Doña Silveria, esposa de Ramón y Cajal, posando con la basílica de Covadonga en obras en una foto tomada por el científico / Legado Cajal-CSIC

Porque Ramón y Cajal era un amante de la fotografía –dicen que su primer contacto lo tuvo a los 18 años en Huesca, cuando vio a unos fotógrafos ambulantes tomando imágenes a las bóvedas de la iglesia de Santa Teresa– que llegó a ser un gran conocedor de la técnica y que nunca desaprovechaba sus encuentros familiares, sus viajes y los momentos de su vida cotidiana para mejorar sus conocimientos. Y justo por eso, porque la cámara de fotos era siempre imprescindible en sus viajes, hay constancia de sus veranos en Asturias y presencia de la región en ese legado.

"Por lo menos hay 22 fotografías en las que aparece Asturias en su descripción; y puede que también exista alguna carta y documentación" de sus veranos en Salinas y Lastres, y sus recorridos por el Oriente, explican desde el museo.

Imagen tomada por Ramón y Cajal en Asturias: unas recolectoras de algas en Lastres.

Imagen tomada por Ramón y Cajal en Asturias: unas recolectoras de algas en Lastres. / Legado Cajal-CSIC

Entre esas fotos, algunas de las cuales pudieron verse hace pocos años en Asturias en una exposición itinerante propiciada por la Consejería de Ciencia, hay lugares tan reconocibles como la basílica de Covadonga, en construcción, en los primeros años del siglo XX, con la curiosidad de que en la imagen tomada por el neurocientífico posa su mujer, Silveria Fañanás; o el puente de Cangas de Onís; el castillo de Priorio, en Las Caldas; las playas de Lastres con sus recolectoras de algas...

Fue tal su afición que, según cuentan sus biógrafos, en 1878 fabricó unas placas que solo necesitaban tres segundos y mejoraban la sensibilidad de la imagen. Realizó un reportaje de ensayo en una corrida de toros de Zaragoza, pero no le valió para conseguir el patrocinio con que desarrollar su idea. Años más tarde, cuando dispuso de los medios para hacerlo, descubrió por su cuenta que Edison ya había patentado un aparato basado en el mismo procedimiento. También desarrolló sus propias soluciones de revelado, fue pionero en las técnicas de coloreado fotográfico en España, investigó sobre el método de emulsión fotográfica y hasta publicó tratados sobre la materia y fue pionero en la utilización de la fotomicrografía, realización de fotografías con el uso de un microscopio.

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