Cuando se plantearon las variantes de Nava, Infiesto y Arriondas, buena parte de los vecinos y muchos empresarios se echaron las manos a la cabeza, al considerar que esas villas se morirían sin tráfico. Mucho antes ocurrió lo mismo en Llanes y Nueva, y habrá seguro quien se oponga a peatonalizar parte de Llames de Pría, al creer que menos coches equivale a menos negocio. No suele ser así: las zonas peatonalizadas, salvo raras excepciones, suelen registrar un incremento de la actividad comercial y de visitantes. Y seguramente en Llames, si el Ayuntamiento de Llanes se atreve a aplicar la propuesta lanzada por tres asociaciones, la peatonalización será beneficiosa. Pero si no lo fuera, hay "marcha atrás", pues la idea es aplicarla durante un año de manera experimental, y si no funciona, retirarla. Es una oportunidad para hacer las cosas de otra manera. Puede ser un ejemplo para otros muchos pueblos. Merece la pena intentarlo.