La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Asturias, patria querida" desde la niñez

Schlomo Ben Ami, el embajador de Israel cuya secretaria era de Avilés

En julio de 1987 entrevisté al embajador de Israel Schlomo Ben Ami (Tánger, 1943) para "Hoja del lunes" de Oviedo. Reconocido hispanista, autor del libro "Los orígenes de la Segunda República española", ex director del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Tel Aviv y miembro del Partido Laborista israelí, Ben Ami llevaba tres meses al frente de la embajada, ubicada en la calle de Velázquez (hacía un año y medio que España e Israel habían establecido relaciones a todos los efectos). Sería nombrado después ministro de Seguridad, en 1999, y de Exteriores al año siguiente (cuando Bill Clinton promovió las negociaciones de paz de Camp David).

Unos años antes, en los prolegómenos del proceso de normalización diplomática hispano-israelí, había tenido yo ocasión de entrevistar a su antecesor, Samuel Hadás, que sería el histórico primer embajador de Israel en España. Judío argentino, observador y de pocas palabras, Hadás me ofreció la oportunidad de pasar el verano en un kibutz del Neguev, pero decliné su amable invitación. En aquellos años, pesaba más en mí (en las entretelas de un periodista llanisco en Madrid, añorante de su tierra natal) la perspectiva de los calumbos en Toró que la opcional experiencia agrícola y cooperativista en un desierto.

Ben Ami, por su parte, me hablaría de la cooperación entre los dos países, especialmente en lo tocante a la cultura y al intercambio comercial; de los condicionamientos de la "secular amistad" (según se decía) hispano-árabe; del invisible y efectivo brazo del Mosad en la lucha antiterrorista y de las aristas de la eterna crisis de Oriente Medio. La entrevista con él se publicó el 20 de julio de 1987, y de ella quedaron en el tintero retazos residuales de naturaleza, digamos, sentimental, que hoy saco a la luz por primera vez.

El encuentro entre ambos se había preparado a través de la secretaria del embajador, una solícita joven de nombre Covadonga. "¡Qué curioso!", me dije. "¡Una hebrea llamándose Covadonga, nada más y nada menos!". En los contactos telefónicos con ella para concretar la cita todo fueron facilidades, aunque no resultaba nada fácil reservar un hueco en la agenda del diplomático más reclamado entonces por los medios de comunicación españoles.

Finalmente, pudimos vernos. La entrevista transcurrió sin prisas, y uno de los primeros temas que mencionó el entrevistado fue la conmemoración del Quinto Centenario, que ya estaba a cinco años vista. "De cara a 1992, Israel tiene una gran ilusión de participar en la gran celebración", me dijo. Al final, Ben Ami (miembro del jurado de los Premios "Príncipe de Asturias" en 2002) abordó de improviso una conmovedora secuencia de su niñez. Me contó que la primera canción que recordaba haber oído en su vida fue "Asturias, patria querida", pues en Tánger tenían como vecina a una cantarina familia asturiana. Oiría muchas veces el himno patriótico del Principado, de crío y de mozalbete, antes de su partida a Oxford para estudiar Historia y de su alistamiento en el ejército para combatir en la guerra de los Seis Días.

Cuando salí del despacho del embajador, pedí a Covadonga que me aclarase la duda que venía yo arrastrando desde la primera vez que hablé con ella: el detalle sorprendente de que una alta funcionaria de la legación israelí llevase el nombre de la patrona de Asturias. Sonriente y hermosa, y con el ruego de que no lo publicara (por razón de su seguridad personal) me desveló su secreto: "Soy de Avilés, y allí viven mis padres. En un momento dado de mi vida fui consciente de mis raíces judías y marché a Israel. Me nacionalicé israelí, continué los estudios y empecé a trabajar. Aquí me tienes ahora?".

Treinta y dos años después de aquello, no he podido averiguar los apellidos de Covadonga. ¿Qué habrá sido de ella?

http://higiniodelriollanes.blogspot.com.es

Compartir el artículo

stats