Opinión

Medalla de oro del concejo de Parres para Pedro Vázquez

El Ayuntamiento de Parres concede su mayor distinción a un campeón del mundo de piragüismo

Con un brillante historial internacional en el deporte del piragüismo, el parragués Pedro Vázquez Llenín recibe esta semana la Medalla de Oro del concejo que le concede el Ayuntamiento de Parres.

Debe destacarse su triunfo como Campeón del Mundo K2 1.000 metros, conseguido el pasado año 2023 en el campeonato de piragüismo en aguas tranquilas celebrado en Duisburgo (Alemania), además de obtener otras medallas internacionales en diversas categorías.

Pedro sabe que en la base del triunfo está una sabia distribución de las obligaciones –sin que ninguno descargue su peso en los hombros del otro– como en el citado campeonato del mundo supo compartir el peso del esfuerzo con su otro compañero de embarcación, el guipuzcoano Íñigo Peña.

Sabe Pedro también –como cualquier deportista– que no llegan los premios como en una lotería, sino que son fruto de largos entrenamientos, esfuerzo, dedicación y privaciones personales en busca de una meta triunfal.

Dice la sentencia latina que el fin corona la obra ("finis coronat opus") y es verdad, y si además el fin viene con un premio, debería considerarse como un rotundo voto de confianza dirigido al futuro, no al pasado; de modo que este reconocimiento público debe ser también un amable y sentido acicate, cumpliendo su intención o misión de empujarle aún más alto.

Premiar no debe confundirse con cerrar o con consagrar, sino –sobre todo– con abrir, con incitar a la vida, a la lucha, a la persistencia, solo así se puede llegar a ser uno de los pocos indiscutibles.

Sabe también que –aparte de los premios– hay otras muchas formas de reconocimiento que no tienen por qué reducirse a medallas, bandas, condecoraciones y títulos.

Cada cosa a su tiempo, y el tiempo de los premios es el camino hacia la plenitud, una especie de plétora o culminación deportiva que cada vez Pedro tiene más cerca.

Subió Ícaro hasta cerca del Sol con sus alas de cera y cayó. No será el caso de Pedro porque ya ahora –desde la juventud– ha sabido construir sus alas con ánimos que el calor y la altura no destruyan, ni las lleve el agua sobre la que navegará tantas veces.

Cierto es que su aventura personal –como la de cualquier joven– puede tener algún riesgo, pero merece la pena, puesto que le queda toda la vida por delante.

Tras los trámites reglamentarios que conlleva otorgar una distinción municipal, este ya ilustre parragués recibe la Medalla de Oro del concejo de Parres, y como la ilusión y los sueños están hechos para personas como él, con ellos irá siempre acompañado de los que le apoyamos y aplaudimos.

Sabe Pedro que debe llenar sus días de vida –no la vida de días–, y que según vaya pasando por ellos –haya sol o sombra, felicidad o desdicha, día o noche, frialdad o calor– mirará siempre hacia la altura, por muy encumbrada que esté.

Tras felicitarle, le aconsejamos –como cuando era alumno de este cronista– que continúe aspirando a la mejor meta, a seguir siendo franco, fuerte, realista, humilde y soñador.

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