Chus NEIRA

«Mokomitas» es una banda de rock titiritero y filibustero, se formó por pura necesidad durante Les Feries de Pola de Lena en 2004 y hasta ahora ha tocado de forma episódica (cuatro fechas al año) en su concejo, parte de Asturias y Capri (Italia). Lo próximo será París y lo último ha sido salir vencedora del XIII Concurso de rock «Ciudad de Oviedo».

En su primer concierto, el de la pura necesidad, la banda se presentó como estrellas de rock consagradas venidas a menos que se habían reunido de nuevo para vivir de esto y pagar las clínicas. Lo dicen tal cual y lo llevaron hasta las últimas consecuencias. Tomi El Indio, voz cantante, tiene una mirada muy seria cuando explica que su osadía tenía que matizarse con la bisagra humorística. Ninguno de ellos era músico profesional. Aunque, matizarán luego, Emilito Ortiz era un cubano llegado a la Pola después de importantes experiencias musicales en la isla, acabarían sumando a Mario Fueyo (más conocido como el M. C. Dark la eMe), echando mano de Ángel Parada (el gran bluesman de la escena asturiana) y su batería es también el de la «Collá Propinde».

Lo que queda claro es que si ellos fueran una novela y esto, un análisis narratológico (con perdón), «Mokomitas» son unos «narradores indignos de confianza». Mienten más que tocan, pero lo hacen con gracia, las dos cosas. La historia de su génesis cuenta que como aquel año no había concierto para la juventud, decidieron montar una banda de rock y lo hicieron en cuatro días, con un primer ensayo que duró de doce de la noche a seis de la mañana y del que salieron ya media docena de canciones propias.

Tomi El Indio, Deivid Jacome, Emilito Ortiz, Jaim On, Ger. G. G. L. T., Dark la eMe o Frank D. Faes (un agregado que en Italia era conocido como «Il Professore» y que en escena se dedica a las actividades performativas) basan su música en el pop-rock de toda la vida pero con la ambición del gran estadio. «Veo que lo has entendido», sonríe Tomi El Indio cuando, incrédulo, el periodista les pregunta que, a su paso, su destino es llenar campos de fútbol. Es una gran formación con metales y teclados, letras humorísticas en castellano, toque canalla pero, por encima de todo, una base teatral fortísima. Tanto, que en la final del «Ciudad de Oviedo» uno pudo ver por allí unos cinco cambios de vestuario, un cabezudo, trucos de magia, domadores, boxeadores...

Los personajes que los componentes de los «Mokomitas» se han inventado para sus actuaciones no les abandonan al bajarse del escenario, y la actitud es la misma cuando se enfrentan a una entrevista. Así, uno acaba creyéndose sin problemas el relato de cómo «Mokomitas» llegaron a convertirse en estrellas de la canción en Capri en sólo una noche.

Merece la pena. En aquella ocasión viajaban en formato reducido, sólo Tomi, Deivid y Il Professore. Problemas con el ferry les cambiaron el rumbo y acabaron en la isla italiana. En un local conocieron a Francesco, un tipo que había vivido preso en su propia isla y se felicitó de encontrar gente de verdad, trotamundos auténticos con los que brindar. Lo hicieron. Dijeron que eran músicos. Apareció una guitarra. Tocaron sus canciones. El «Tango pendular». Otro dijo que era un «tango-milonga». Ante el éxito les llevaron al «Anema e Cuore», cuyo dueño era una vieja estrella de la canción italiana retirada. Había banda, repitieron, obligados al éxito sin tener un repertorio popular. A las nueve de la mañana salieron del local y al día siguiente, cuando por la calle les prometieron conseguir una trompeta para que Il Professore tocara también ese día con ellos, decidieron que era el momento de subir a otro ferry y largarse. Hasta hoy.

Al final, excursiones por el mundo aparte, «Mokomitas» ha logrado sobrevivir estos seis años a pocos conciertos y menos ensayos gracias a la pasión que ponen en sus proyectos delirantes y que, en algunas ocasiones, incluían espectáculos fantásticos en los que casi todos los miembros cambiaban varias veces de vestimenta y personaje.

De estos años destaca el DVD grabado en el teatro de Vital Aza de Pola de Lena y cierto cansancio por la improvisación constante a la que todos sus componentes se ven empujados ante cada concierto. Pero para poner fin a lo que podría ser una nueva despedida de las viejas estrellas de rock que son «Mokomitas», ha llegado el concurso de rock «Ciudad de Oviedo».

El premio, admiten, ha tenido «algo de terapéutico» y mucho de crecimiento de alas. Ahora parece que el milagro vuelve a funcionar. Por el momento quieren entrar a grabar otras cuatro canciones (sólo se les conoce una maqueta y lo que llaman «discos secretos»). Si antes alguien se atreve a enfrentarse a su espectáculo, habrá ocasión el día 2 de octubre, en la Antigua Estación, y el 11 de octubre, en las fiestas de Pola de Lena. Quedan avisados.