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La mar de Oviedo

Asalto

Asalto

La noche del domingo venía de Burgos por la autopista, muy despacio, a 120 kilómetros por hora; me pasaba todo quisque, yo adelanté a un camión. Vi en mi retrovisor un coche tuerto, me siguió varios kilómetros, pensé que se arrimaba para ocultar su minusvalía ante la autoridad; luego me adelantó y al ratín se iluminó un texto en su parabrisas trasero: «Guardia Civil», y me mandó parar. Hasta que vi al agente de Tráfico, dudé si sería un asalto. Me sancionó con 80 euros por «no señalar con antelación suficiente la iniciación de una maniobra de adelantamiento. Efectúa cambio de carril y adelanta sin hacer uso del intermitente». Le dije que él circulaba tuerto, reconoció que sí y siguió a lo suyo: empapelarme. Tomé nota de la matrícula de su coche, pequeño y con mal aspecto: 9855 CNG. En efecto, se trataba de un asalto, pero ¿a quién voy con la queja?, ¿al hampa?

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