El barítono islandés Tómas Tómasson es Wotan en "La Walkiria", la segunda de las cuatro óperas del ciclo "El anillo del nibelungo" de Wagner y que, con una producción propia, abrirá la XLVIII Temporada de Ópera del Campoamor. Tómasson es un cantante con una imagen y una voz potente, como requiere su personaje. La ópera se estrena el 10 de septiembre y estará en cartel hasta el día 19.
-¿Cómo se enfrenta a Wotan?
-Es un personaje complicado y al mismo tiempo muy simple, porque es un hombre puro, con ansia de poder y con todos los defectos del ser humano. El trabajo psicológico es muy fácil porque es un hombre como yo, un hombre que cree que tiene algún poder pero todo lo que hace es por las mujeres. Aunque la historia es monumental Wagner crea personajes muy humanos. En la obra están las emociones y preocupaciones existenciales de todos los humanos. Y a eso se añade una estructura de poder, rota desde el origen por la mentira. La relación del artista y el creador contra el Estado es una de las preocupaciones de Wagner.
-Wagner arrastra lecturas filosóficas, políticas... ¿Eso complica su interpretación?
-Antes de Wagner la ópera no toca tan profundamente la condición humana, hay un antes y un después. Psicológicamente la época de Wagner es muy interesante, con la revolución industrial, la evolución de la filosofía con Nietzsche y los elementos políticos que dieron lugar a los totalitarismos en el siglo XX. Todo eso se puede encontrar en el Rhin, hay mucho amor y relaciones personales pero también está ese conflicto de poder y la idea del héroe, de Nitzche también, que puede hacer lo que quiere porque es el más fuerte.
-La Walquiria se puede ver como una ópera aislada.
-Cada ópera del "Anillo" tiene un corazón que la soporta, principio y fin, pero cuando se ven todas está claro que Wagner escribió una obra total.
-Ya ha cantado en el Campoamor.
-Es la segunda vez. Fui Wotan en "El oro del Rhin", pero es la primera vez que interpreto el Wotan de "La Walkiria". Hace un año lo hice en Ginebra.
-Se ha especializado en el personaje.
-Sí, sí, es un personaje muy interesante.
-Así que conoce bien el Campoamor.
-Sí, sí, lo quiero mucho y es fantástico.
-¿Alguna crítica?
-Que hay que pagar a la orquesta un poco más. Tiene músicos que pueden tocar a un nivel altísimo y la base de un teatro de ópera es siempre la orquesta. Hay que pagar bien y buscar a los mejores solistas.
-Hay debate sobre las subvenciones públicas a la ópera por parte del nuevo gobierno municipal. Hay quien sostienen que es un espectáculo para élites.
-La ópera, como el resto de las artes, debe ser accesible para todo el mundo. Si un teatro tiene presupuesto del Estado, puede vender más baratas las entradas, y así el arte es asequible para todos. El elitismo surge cuando los teatros no tienen soporte de la Administración pública. Mantener el nivel de actividad normal de un teatro cuesta mucho. Ese es un debate que se da no sólo en España, sino en toda Europa y el mundo. Hay un modelo americano, con los teatros independientes del Estado, totalmente privados. El debate es político: ¿es función del Estado mantener la sanidad, la educación, la cultura, la Policía...?
-¿Y usted que opina?
-Tengo millones de ideas pero yo canto no soy político.
-"La Walkiria" es una producción del Campoamor, un proyecto nuevo. ¿Doblemente estimulante?
-No sólo es estimulante, es necesario. Con un papel tan grande hace falta disponer de tanto tiempo de ensayo.
-¿Cuánto tiempo ha dedicado a preparar su papel?
- "La Walkiria" es una obra que nunca he cantado, así que he tenido que estudiar dos o tres meses. He cantado tres papeles diferentes de los "Anillos" y "Lohengrin". Es una obra que conozco bien y que no tengo que estudiar tan intensivamente.
-¿Le queda tiempo de disfrutar de la ciudad?
-No. La última vez que estuve en Oviedo probé la sidra.
