Con mucho mimo y en un lugar indeterminado del interior de la Catedral de Oviedo. Así se está llevando a cabo la restauración del Arca Santa encargada por el Cabildo, que comenzó el mes pasado y que está previsto que dure cuatro meses más. En la reparación se esmera un grupo multidisciplinar que supervisa Paz Navarro, una de las mejores especialistas en orfebrería a nivel internacional, encargada recientemente de la dirección de la restauración de la custodia de Enrique de Arfe de la Catedral de Toledo. Junto a esta restauradora del servicio de Conservación y Restauración de Obras de Arte y Patrimonio Arqueológico y Etnográfico del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) completan el equipo que trabaja en la Catedral de Oviedo un restaurador, un carpintero, un gemólogo y dos historiadores.

Tras la realización de un informe preliminar, el IPCE trasladó el mes pasado un equipo de especialistas a Oviedo para tomar muestras y realizar radiografías del Arca, estudios previos imprescindibles para poder redactar un Proyecto de Intervención con las debidas garantías.

No todos los expertos involucrados en el proceso, sin embargo, trabajan al mismo tiempo. Sólo el platero y el restaurador, que realizan la labor más prolongada en el tiempo, lo hacen simultáneamente. El resto del equipo va pasando por el taller para prestar cuidados a medida que se avanza en la reparación. Además, un fotógrafo documenta el proceso y un químico del Instituto de Patrimonio viaja a Oviedo y para tomar "micromuestras" del arcón, que se analizan en sus laboratorios en Madrid.

El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, hizo publicas ayer algunas fotografías en las que se puede apreciar el mimo con el que se están llevando a cabo los trabajo, en colaboración con el Principado de Asturias, como administración competente y responsable del patrimonio en su territorio, la Catedral de Oviedo, propietaria del Arca Santa y organismo contratante de los trabajos y por el IPCE, como responsable de la dirección técnica y supervisión de la restauración.

Esta es la segunda vez que el Arca Santa se somete a una restauración después de la acometida para reparar los daños que sufrió en 1934 cuando los mineros, alzados contra el gobierno de la República, volaron los muros de la Catedral. Sobre el cofre de madera, revestido posteriormente de plata, se desarrolló un relato legendario para explicar cómo un conjunto de reliquias, como el Santo Sudario, llegaron a la ciudad desde Jerusalén huyendo de las invasiones musulmanas en Tierra Santa.