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Los consumidores apuestan por vincular el precio de la sidra a la calidad de cada marca

"No sería un problema pagar más si la bebida es mejor, denominación al margen", opinan en Gascona tras la subida a 2,70 euros la botella

Los consumidores apuestan por vincular el precio de la sidra a la calidad de cada marca

La subida a 2,70 euros del coste de la botella en las principales sidrerías de Oviedo, siguiendo la estela de la mayor parte de concejos de la región, no levanta ampollas entre los consumidores que, por contra, sí abogan por la liberalización absoluta de los precios para no pagar lo mismo por un producto de alta calidad que por otro que sea sensiblemente inferior. Se trataría, en último término, de equiparar a la sidra con el vino, de forma que cada marca tenga su propio precio, independientemente de que esté sujeta o no a la Denominación de Origen Protegida (DOP).

Maxi Carreño, que en el caluroso mediodía de ayer degustaba unos culetes en una terraza de Gascona, está de acuerdo con que la sidra no se venda toda al mismo precio con la única salvedad de si es de denominación o de la marca de calidad de manzana seleccionada, también conocida como de "pata negra". "Si hay que pagar un poco más por un producto que tenga una garantía de calidad, tampoco habría mayor problema por parte de los clientes", afirma este ovetense, tan aficionado al mosto fermentado de la manzana que prácticamente no prueba otra bebida, Tina González comparte estas opiniones sobre la necesidad de que cada llagar y cada sidrería establezcan los precios que consideren adecuados. Además, "entiende" que la botella haya subido veinte céntimos en Gascona y en el resto de grandes núcleos sidreros. "Hace muchos años que no se tocaban los precios y es normal que se actualicen", apunta González, que, al igual que Carreño tiene previsto seguir consumiendo sidra por encima de cualquier otra bebida. "Hombre, si sube mucho lo que haremos será tomar menos", subraya no sin cierta sorna.

A Lorena Lobo no le ha parecido nada bien el incremento del precio de la botella de sidra, aunque también reconoce que la bebida más específicamente asturiana no es "para nada" cara. Eso sí, esta ovetense también está entre quienes aceptarían que cada cual venda su producto al precio que quiera, por encima o por debajo de los 2,70 euros que se están generalizando para la sidra que se comercializa sin denominación y que todavía supone más del 90% de los 40 o 45 millones de litros que se elaboran anualmente en la región. "Si hay garantía de que el producto sea de la más alta calidad siempre se puede pagar más, como sucede con el vino; no creo que nadie ponga mayores problemas a eso", dice.

El sierense Aquilino Díaz, que ayer disfrutó junto a unos amigos de la magnífica mañana ovetense tomando unos culetes en Gascona, también admitiría que cada llagar y cada sidrería vendan a distintos precios en función de la calidad. "Es normal que lo que es mejor sea más caro y creo que habría gente dispuesta a pagar más", subraya.

"Yo, desde luego, lo admitiría", asegura Manuel Fernández, compañero de tertulia de Aquilino Díaz, quien siempre que puede consume la marca de calidad privada conocida como "pata negra", que pronto podría integrarse plenamente en la denominación de origen y cuyo precio ronda los 3,20 euros por botella. La demanda de este consumidor es que en lugar de echar seis culetes por botella, los escanciadores de las sidrerías saquen ocho. A su juicio, "es posible y así no se perdería tanta sidra".

Gascona ha sido el último gran centro sidrero de la región en sumarse a una subida de veinte céntimos en la botella que los hosteleros del centro de Gijón ya aplicaron hace tiempo y que está generalizada en Avilés, Pola de Siero, Villaviciosa o Nava. Los profesionales del sector aseguran que este incremento no es fruto de un acuerdo oculto entre ellos. La Unión de Consumidores (UCE) de Asturias avanzó hace unos meses su intención de denunciar cualquier consenso de la hostelería para pactar los precios de la sidra. El colectivo que dirige Dacio Alonso ya ganó hace una década un pleito por un asunto de este tipo a los hosteleros de Gijón, la Asociación de Lagareros de Asturias y la por entonces Consejería de Agricultura del Principado.

El sector defiende la actualización del precio de la sidra poniendo de manifiesto la escasa rentabilidad de trabajar con este producto y que, por ejemplo, la sidra vasca (sagardoa en euskera) es considerablemente más cara que la asturiana sin disponer de una mayor calidad.

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