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El certamen ganadero y del campo en la capital asturiana

La Ascensión enciende la mecha cultural

Las pirotecnias de los "correfocs" de Sarriá deslumbran en la plaza del Ayuntamiento y ponen la guinda a una multitudinaria jornada festiva en la ciudad

Los "correfocs" de Sarriá en Oviedo

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La cultura, la tradición y la concordia reinaron en la tarde de ayer por las calles de Oviedo. La jornada más animada de las fiestas de la Ascensión se cerró ayer con un rotundo éxito en el núcleo urbano de una capital que se acercó en masa a la calle Uría y sus alrededores para disfrutar de un histórico desfile folclórico y pasó por la plaza del Ayuntamiento para disfrutar de un llamativo espectáculo pirotécnico promovido por colectivos catalanes. Dos apuestas aplaudidas por el numeroso público que, en general, ve con buenos ojos el impulso cultural dado a unos festejos que consideran que parecen haber terminado con su declive.

"La apuesta cultural es un acierto porque la verdad es que la fiesta estaba un poco apagada", defiende una Dolores Martín que dijo habérselo pasado en grande con la programación del sábado. Aunque las gaitas y los bailes tradicionales hicieron vibrar a muchos, la nota diferente la pusieron las "collas" de Sarria. Medio centenar de personas pertenecientes a tres colectivos defensores de la tradición catalana pusieron en escena un espectáculo de "correfocs" -corredores del fuego- que impresionó a los novatos e ilusionó a los que por distintas circunstancias los descubrieron a orillas del Mediterráneo.

"Gegantera", "Diablessas y Diables" y "Drac" de Sarriá fueron las tres collas que unieron sus fuerzas para encantar a unos presentes que por momentos se movieron entre la fascinación y el miedo a que las chispas les provocasen algún daño. "Suponemos que la gente de aquí se asustarán porque no están acostumbrados", advirtió Cristina Álvarez, componente de un colectivo de personas disfrazadas de diablos que se valen de diferentes artilugios para repartir chispas por sus alrededores entre pitidos y estallidos. "Lo habitual es que la gente salga a bailar bajo el fuego, pero por falta de costumbre no se atreven", indicó la diablesa Elena Alsina.

De todos modos, el que más impresionó fue el "drac". El que fuera primer dragón de tres cabezas para espectáculos pirotécnicos de toda Barcelona acudió ayer a Oviedo para dejar su sello. Chorros de fuego salieron de su cola, de sus alas y de las tres cabezas que tienen un importante significado para los vecinos de Sarriá. "Representa los tres montes más importantes de la zona", explicó Albert Lasauca a varios curiosos que también pudieron disfrutar de los bailes tradicionales de los tres gigantes: Gervasi, Layeta y Blauete. Los dos primeros son una pareja medieval vestidos con la ropa de ir a misa y el tercero un niño excursionista.

Un montón de curiosidades que entusiasmaron a unos asistentes que instaron a aprovechar los intercambios para terminar con los deseos independentistas de algunos catalanes. "Más cultura y menos separatismo", señaló el ovetense José Luis Fernández, mientras que los visitantes restaban peso al conflicto reflejado por los medios. "Es algo más de los políticos que otra cosa", reivindicó una Elena Alsina que está casada con un asturiano y aseguró haber vivido un día inolvidable. "Me emocioné con el recibimiento que nos hicieron a pesar de lo mal vistos que estamos ahora en algunos sitios", destacó.

Sus argumentos que fueron comprendidos por algunos ovetenses que aplaudieron la iniciativa de traer grupos de Cataluña para conocer mejor su cultura. "Conocí esta tradición cuando visité a mi hijo en Reus y me parece excelente que lo traigamos como atracción aquí", defiende la mierense Elena Suárez, que asegura que estas apuestas festivas están a la orden del día.

Antes que los catalanes, el desfile en Uría había emocionado. "Donde esté una asturiana tocando la gaita o cantando asturianadas que se quiten 50 mujeres bailando ritmos latinos". De esta manera tan ilustrativa transmitía el vecino de La Monxina Andrés González su satisfacción por que la SOF decidiera este año triplicar sus esfuerzos por dar cabida a los grupos folclóricos asturianos. Las trece bandas de gaitas y los catorce grupos procedentes de distintos puntos de la región se llevaron numerosos aplausos de las miles de personas que se agolparon en torno a la calle Uría para disfrutar de una jornada cuya banda sonora tuvo mucha gaita y tambor.El desfile más asturiano

"Estoy emocionada y eso que todavía no salieron mis dos nietos", confesaba María Ángeles Rodríguez, una praviana cuyos descendientes pertenecen al grupo de baile Xeitu y considera que el hecho de organizar "el desfile más asturiano de la historia" supone un gran avance. "Da gusto porque durante un tiempo parecía que lo asturiano era de pueblerinos y ahora parece que lo vamos dejando atrás", indicó una Rodríguez emocionada.

También aplaudió tanto el hecho de recuperar el desfile pasado con diez grupos, como de mantenerlo este año con 27, algún extranjero enamorado de Oviedo. "Este tipo de iniciativas dan dignidad a la cultura de un pueblo", sostuvo la rumana Amelia Sandu-Andries, que se encuentra en la capital asturiana estudiando Filología Hispánica con una beca Erasmus y cree que la reivindicación de las raíces es algo que está creciendo en toda Europa. "Parece que Asturias se suma a lo que hacen otras regiones y países de mirar por lo suyo", afirma.

Igual de satisfechos se mostraron los miembros de las bandas de gaitas que protagonizaron el desfile, que reconocen que la iniciativa de Festejos ha permitido recuperar la esencia de la fiesta de la Ascensión. "Esta fiesta siempre fue un referente para todo lo asturiano y tras varios años de olvido se está recuperando", manifestó el director de la banda de gaitas Torollu de Oviedo, Iñaki Santianes, mientras otros consideran que esta edición supone un punto de inflexión. "Hay una línea clara de seguir apostando por lo autóctono", declaró el director de la banda Llacín de Llanes, Víctor Carbajal.

Asimismo, los grupos folclóricos reconocieron el empaque que supone bailar ante tantas personas. "Es un día muy especial del que presta ser un poco protagonistas", señaló el directivo del grupo Perendengue de Cangas del Narcea, José Antonio Álvarez, que ayer desplazó a 37 bailarines y 16 gaiteros y tamborileros al multitudinario desfile. "A ver si volvemos", desearon.

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