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Músico y propietario de Musical Marcos | VÍCTOR ÁLVAREZ CABAL

"El primer año de colegio en los Maristas duró como una eternidad"

"Los músicos de hoy apenas compran guitarras buenas, que cuestan más de 2.000 euros, porque no se lo pueden permitir"

"El primer año de colegio en los Maristas duró como una eternidad"

Víctor Álvarez Cabal, músico y propietario de la tienda Musical Marcos, nació en la localidad de Cuyences (Oviedo), en 1952. De niño ya mostró una clara vocación por la música y siendo un adolescente se lanzó a formar grupos en los que tocaba la batería. Con el paso de los años logró hacer de su pasión su vocación, cuando se hizo cargo de la tienda en la que ahora tiene como sucesor a Pablo, su hijo menor.

Un niño de Cuyences que estudio en los Maristas. "En Cuyences no había nada, así que pronto me mandaron al colegio a los Maristas, que estaban entonces en la calle Santa Susana 18, frente al Instituto Alfonso II. Me iba por la mañana en el autobús y a mediodía me quedaba en casa de una tía. Por la noche regresaba a casa. Recuerdo aquellos tiempos con cariño, pero no es menos cierto que el primer año me pareció media vida, una eternidad. Ahora me pasan volando. Nos conocíamos todos. Nos gustaba salir al paseo en el Campo San Francisco, a presumir un poco con los libros. De paso, el objetivo era ver si pasaban alumnas de las Dominicas o de las Ursulinas, por citar algunos de los colegios. Nos lo pasábamos genial".

El flechazo con la música. "La música empezó a gustarme de jovencito. El primer grupo, que no llegó a debutar, lo formamos entre cuatro amigos. Preparamos fotos promocionales y todo, pero nunca actuamos. Nos llamábamos 'Los Fixer', siguiendo la moda de nombres anglosajones que había entonces. Después, llegaron más proyectos. Ensayábamos en la antigua capilla de La Corredoria. Yo tocaba la batería. Yo era muy moderno y me gustaban mucho los 'Beatles', que fueron muy transgresores. Pasamos a llamarnos 'Expresión', pero entonces en Grado se formó otro conjunto que se llamaba igual y nos eclipsó un poco. Entonces pasamos a denominarnos 'Nevada' y así estuvimos en funcionamiento unos quince años con éxito".

Un trabajo convencional, con las actuaciones siempre presentes. "Nos encantaba tocar con el grupo y todos los días después de trabajar ensayábamos tres horas. Yo trabajaba en Gispert, una casa de maquinaria, y después en Felipe y Compañía, que era de maquinaria industrial. El dueño era Luis Fernández 'El rubio', técnico de Radio Asturias. Siempre íbamos a arreglar nuestros aparatos a su casa, a la calle Santa Eulalia de Mérida. Le animábamos a montar una tienda. Al final, abrió la tienda a la que llamó Musical Marcos en honor a su hijo. Un día que pasé por allí me comentó que buscaban a una persona. Yo vi el cielo abierto. Conseguí trabajar en lo que más me gustaba, algo magnífico. Conocí a toda la gente que se movía en el ambiente musical de aquella época en la ciudad de Oviedo. Se vendían muchos equipos. Los precios eran muy altos. Casi todo el material era de importación. También trabajamos instalaciones de sonido para discotecas y salas de fiestas. Al final, Marcos, el hijo de Luis, se hizo arquitecto y él decidió dejar el negocio. Lo cogí con Andrés Puente, mi socio. Era tan conocido de aquella que ni nos planteamos cambiar el nombre. Las cosas salieron bien. El sector cambió mucho en estos años. Los márgenes comerciales bajaron en picado. La crisis la aguantamos pero ganando menos. Ahora se vende un poco de todo. Los músicos ya no compran guitarras buenas. Pocos se lo pueden permitir. Un instrumento de calidad cuesta más de 2.000 euros. Los adquieren profesionales de otros sectores que tienen más poder adquisitivo".

La moda del ukelele. "Últimamente está de moda el ukelele, el pequeño instrumento que usan en la música de las islas de Hawai y Tahití. Se puso de actualidad por alguna película y ahora la gente se anima a aprender. Lleva una afinación un poco distinta. En Oviedo hay mucha afición a la música. A mi me encantan los conciertos en vivo, ver a la gente tocar, como puntea el guitarrista, esas cosas. Yo hace treinta años que lo dejé. Hay un grupo que hace canciones de Chicago que se llama 'Leonid and Friends'. Me encanta lo que hacen. Tenemos muy buenos músicos con pocos sitios para tocar. Cuando hay cosas importantes con los de aquí apenas se cuenta".

Orgulloso de la familia. "Tengo dos hijos, el mayor es Víctor, y Pablo el segundo. Tuve suerte con ellos y con mi mujer, Mariví Fernández, que es de Turón. Los hijos salieron de maravilla. Víctor es abogado y Pablo sigue la tradición musical. Tengo dos nietos, Víctor (es la quinta generación que lleva el nombre), y Enol. Tienen 6 y 3 años. Me tienen loco. Les encanta venir a la tienda y verlo todo. Ahora estoy en una jubilación activa. Me levanto a las seis de la mañana todos los días y subo por la pista finlandesa hasta Fitoria y vuelvo. Me pego hora y media de caminata y aún me da tiempo de tomar el café y leer el periódico antes de abrir la tienda. También me gusta mucho caminar por el Antiguo y ver los negocios tradicionales que quedan. En verano paseo por la playa de Luanco".

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