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Cuando la Catedral apenas tenía plaza

Los restos hallados en la excavación del Jardín de los Reyes Caudillos pertenecen a un caserío que creció desde el Medievo hasta el siglo XIX

1. Aspecto actual de la plaza de la Catedral. 2. San Salvador, sin apenas plaza delante, en una imagen tomada en la segunda década del siglo pasado. 3. Imagen del entorno de la Catedral en la que se aprecia parte del caserío que ocupaba el actual Jardín de los Reyes Caudillos. 4. Foto de 1908 de las casas porticadas que había frente al templo. FOTOTECA DEL MUSÉU DEL PUEBLU D'ASTURIES / LNE

La excavación arqueológica en el Jardín de los Reyes Caudillos previa a la instalación de la nueva toma de tierra del pararrayos de la Catedral ha sacado a la luz los vestigios de un Oviedo antiguo (desde la época medieval a la Guerra Civil) en el que no había plaza y un caserío ocupaba ese espacio. El conjunto de casas fueron aumentando progresivamente en número y en plantas hasta aproximadamente 1853, cuando el terreno no dio para más.

A finales de los años veinte del pasado siglo y justo antes de la Revolución de 1934, el pico y la pala derribaron algunas de las viviendas del lugar -conocidas entonces como "del Rey Casto"- como parte de un mal llamado proceso de "higienización" que tenía por objetivo acabar con las murallas que rodeaban el casco histórico abriendo grandes plazas y espacios públicos que facilitasen la circulación y evitasen la insalubridad. De aquella, también se echaron abajo las casas porticadas que había en la plaza (algunos de esos arcos sirvieron para la construcción de un edificio de oficinas en la Fábrica de Gas, donde hoy siguen) y en cuyos soportales se vendían, entre otras cosas, madreñas. "Las que quedaron en pie sufrieron importantes daños en el 34 y a partir del 36. Ahora podemos documentar esa destrucción con las camisas de proyectiles, balas o restos de granadas que estamos encontrados allí", explica el arqueólogo Juan Muñiz, unos de los profesionales que trabaja en la excavación del Jardín de los Reyes Caudillos desde hace dos semanas "junto a los también arqueólogos Valentín Álvarez y Adrián Piñán, el aparejador David Carracedo y bajo la dirección facultativa del arquitecto Jorge Hevia (coautor con Cosme Cuenca del plan director de la Catedral).

Una de las guías de trabajo del equipo es un plano de Reitter del Oviedo Redondo fechado en 1777 que les permite saber el trazado de las calles y la posición de varias casas, que, al final, serían pasto de las llamas en la Revolución del 34 y que el Ayuntamiento adquirió en el 35 "para el mejor embellecimiento del entorno de la Catedral", según explica la historiadora Marta Alonso en la publicación "El ensanche de la plaza de la Catedral de Oviedo de 1927. Estudio y restitución gráfica". Sin embargo, apenas comenzaron las obras, estalló la Guerra Civil y aquel espacio permaneció en ruinas hasta 1942.

El régimen creó la Dirección General de Regiones Devastadas, un programa político para impulsar la reconstrucción que incluyó el diseño de un jardín en honor a los reyes asturianos en el viejo caserío en ruinas que formaba una rinconada con la capilla del Rey Casto, al norte de la portada de la Catedral. Según el arqueólogo Muñiz, "se adecuó todo ese espacio lateral bajo la supervisión de los hermanos Pedro y José María Muguruza, que en ese momento eran directores generales de Arquitectura. El proyecto recayó sobre Menéndez Pidal y se habló con Víctor Hevia, Gerardo Zaragoza o García Laviada para hacer las esculturas".

El equipo arqueológico que excava en el jardín toma nota de los restos históricos y marca las zonas en las que se deberá instalar la nueva toma de tierra del pararrayos de la Catedral sin dañar los vestigios. "Fuimos retirando lo más moderno y ahora estamos ya en niveles tardomedievales", explica Muñiz. Una vez que la excavación finalice será el turno de la empresa Baluarte Gestión del Patrimonio, que deberá instalar la toma de tierra. En un primer momento, poniendo las llamadas "picas" bajo el terreno.

La mejora del pararrayos del templo exige realizar la misma operación en el Cementerio de los Peregrinos, en el Patio de Cartón (también conocido como prado de Pachu el campaneru) y en la Capilla de los Vigiles, cuyo proceso de reparación también incluía la mejora de sus tomas de tierra. Los arqueólogos ya excavaron en la capilla de los Vigiles en Navidad y en el prado de Pachu el campaneru.

Todo el proceso forma parte del Plan Director de la Catedral y su coste corre a cargo del Instituto del Patrimonio Cultural de España, dependiente del Ministerio de Cultura. Lo que no está claro es la fecha de finalización.

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